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La ocurrencia de Joan Múrria para proteger su colmado: ¿es legal que cobren por mirar sin comprar?

El propietario de este local justifica la medida de pedir cinco euros debido a la muchedumbre de visitantes que incomodan a los clientes y sin, ni siquiera, “dar los buenos días”

Joan Múrria, el propietario de Colmado Múrria  / GALA ESPÍN
Joan Múrria, el propietario de Colmado Múrria / GALA ESPÍN

En la puerta acristalada de Colmado Múrria hay un cartel que avisa de que se cobrará cinco euros por visit just looking. Al entrar, su propietario, Joan Múrria, se encuentra detrás de la barra. Su poblado bigote blanco se mueve por la constante mueca. Tiene una especie de trapo en su mano derecha y disimula que limpia en el establecimiento, en ese momento vacío. Con su mirada azul y atenta espera un “buenos días”. Tras el casi ansiado saludo, este medio abre la cartera dispuesto a pagar su peaje y el hombre arquea la ceja. 

“¿Solo vienes a mirar?”, pregunta Múrria con un tono de indignación, a lo que Consumidor Global responde con una afirmación rotunda y clara. La tarjeta del banco busca el datáfono. “No, esto no se paga con tarjeta”, avisa. Tras la imposición, el efectivo que se ofrece es un billete de 20 euros. El propietario del local titubea y, finalmente, alarga su brazo tembloroso para cogerlo. Con lentitud se dispone a buscar el cambio en la caja y, acto seguido, regresa con rapidez para devolver la misma cantidad de dinero. “En realidad no cobramos, solo es un cartel para asustar a los turistas”, reconoce. 

Una invasión incómoda

El emblemático local, más que centenario puesto que se fundó en 1898, se ha convertido en un monumento más de la ciudad condal. Lo que antes frecuentaba el cliente habitual de barrio ahora lo hacen personas de otros rincones del globo, pero no para comprar o saborear sentado sus embutidos, quesos, aceites, conservas, cafés o vinos. El pequeño espacio ha sido acaparado por los turistas, y la invasión del Colmado Múrria “incomoda” a su dueño, que justifica una medida desesperante que hace dudar de su legalidad. Cobrar cinco euros por solo entrar a ojear. 

Colmado Múrria / GALA ESPÍN
La entrada de Colmado Múrria / GALA ESPÍN

“Era necesario, porque, aunque también vivimos del extranjero, y toda Barcelona lo hace, el espacio de la tienda es muy pequeño y los clientes se incomodaban”, argumenta Múrria a este medio. “Si viene alguien, saluda en el idioma que sea y pide permiso para hacer una foto, por supuesto que lo tendrá, faltaría menos, pero eso no estaba siendo la norma. Ni me miraban y menos me daban los buenos días”, matiza. 

Un cartel para asustar

Ese es justo el objetivo del pequeño cartel que se coloca en su entrada. “Lleva dos semanas en la puerta y he conseguido disuadir al turista curioso que no dejaba ni un euro”, menciona el propietario del establecimiento. No obstante, realizada la prueba, se comprueba que Múrria no ha cobrado estos cinco euros que alerta el “falso” póster. “Pero, los que entran al menos compran algo”, se contenta. 

No es el primero que lo hace. De hecho, la librería Lello en Oporto, en la que se inspiró J. K. Rowling para escribir Harry Potter, obliga a pagar un ticket de acceso por seis euros, importe que te descuentan si compras un libro. Sin embargo, Colmado Múrria no tiene su licencia de museo, por lo que hace cuestionar la legalidad del cartel para “rentabilizar” la entrada de los turistas. Aunque no se aplique realmente. 

¿Es legal?

“El establecimiento puede cobrar entrada sin problema, ya que está amparado por el derecho de admisión, por lo que siempre que la medida se encuentre justificada, se avise claramente al público y no sea discriminatoria en principio no habría problema”, explica a Consumidor Global Rocío Colas, abogada de UB Consultores.

Colmado Múrria / GALA ESPÍN
Interior de Colmado Múrria / GALA ESPÍN

Por su parte, desde Sin Comisiones consideran que sí se puede cobrar por acceder ya que hay otras empresas que lo hacen, sin embargo, afirman que el hecho de que el cartel no se ajuste a la realidad debido a que no se hace pagar esos cinco euros provocan una situación en la que se está “engañando” al consumidor. “Lo más sensato sería cobrar a todos los clientes un ticket y, a partir de ahí, descontarlo de cada compra que se haga”, indican.

Las reacciones 

Al margen de ello, las reacciones de los clientes sobre esta decisión para ahuyentar a los turistas no han tardado en manifestarse. “No lo encuentro correcto, porque además van a conseguir el efecto contrario, que es que nadie entre a comprar”, opina Óscar A. Por otro lado, Sara Martín incita a que los comercios deberían hacerlo más, “La Boquería incluida”. 

Colmado Murria  GALA ESPÍN 9
La barra de Colmado Murria / GALA ESPÍN 

“Me encanta echar un vistazo y comprar cuando voy de viaje, pero creo que esta imposición debería hacerse hasta en los mercadillos callejeros”, sostiene Mireia González. En cambio, Paul Miravete ironiza la iniciativa que ha tomado el propietario de Colmado Múrria: “¿Y por 5 euros te dejan respirar, o eso es otro precio aparte?”. 

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