Zara y Mango fomentan la donación de ropa usada en sus tiendas e incluso la recogida gratuita a domicilio, pero ¿cómo funciona la reutilización y el reciclaje de prendas? ¿Realmente tienen una segunda vida? Una investigación de Greenpeace desvela que la ropa donada en las tiendas de Zara y Mango, al igual que las prendas depositadas en los contenedores de los ayuntamientos, muchas veces no tienen el destino que los consumidores creen.
“Gran parte de la ropa usada no llega a tener una segunda vida tras meses de rastreo mediante geolocalizadores”. Esta es una de las principales conclusiones a las que ha llegado la oenegé, que denuncia la huella kilométrica de la ropa usada y lo “insostenible” del actual modelo de consumo.
Zara, Mango y la ropa usada
“Como parte de nuestro compromiso social y medioambiental queremos ayudarte a alargar la vida útil de tus prendas. Para ello, hemos desarrollado un programa de donación de ropa usada”, presumen desde Zara. Por su parte, Mango hace lo propio y saca pecho al asegurar que “todos los artículos recogidos se donan y se depositan en Koopera”.
Sin embargo, “tanto las grandes marcas como los ayuntamientos utilizan los mismos gestores, que en buena medida pasan por exportar la ropa a miles de kilómetros (Asia, África o Sudamérica) donde la reutilización no está asegurada”, alertan desde Greenpeace. Así pues, la economía circular que promueven Zara y Mango, entre otras, “dista mucho de la realidad”.
Reventa y vertederos
Entre julio y agosto de 2023, Greenpeace colocó dispositivos de seguimiento convencionales (tipo botón) en 29 prendas aptas para una segunda vida (ropa y calzado) que luego depositó en contenedores de once provincias españolas, situados tanto en la vía pública como en tiendas de Zara y Mango. Ahora, tras cuatro meses de seguimiento, solo se ha podido confirmar la reutilización de una prenda de casi una treintena de piezas de ropa.
Muchas de las prendas seguidas por la organización ecologista han sido localizadas en África. En concreto, han aparecido en Egipto, Togo y Marruecos. Cabe destacar que, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 46% de los textiles usados exportados desde la Unión Europea tienen a países africanos como destino, donde son revendidos alrededor del 60%, mientras que el resto es desechado, muchas veces directamente en el medio ambiente. Además, cabe destacar que, en lo referente a la reventa, "es muy perjudicial para las economías locales, que ven cómo la ropa usada barata europea inunda los mercadillos de numerosos países e impide el desarrollo de una industria textil local.
Otra estrategia de la industria
En la actualidad, muchas de dichas prendas siguen moviéndose y parece que no han llegado a su último destino, aunque han recorrido miles de kilómetros hasta lugares tan lejanos y diversos como Chile, Pakistán, India o Togo; se encuentran en almacenes en polígonos industriales de España o simplemente siguen sin dar señal.
“Hemos podido comprobar que la gestión que se hace de la ropa que se deposita en contenedores se aleja mucho de la economía circular que buscan. El modelo actual necesita de países del Sur Global para producir ropa y luego gestionar los residuos que se generan al desecharla, viajando miles de kilómetros. Mientras esto no cambie, la segunda vida de la ropa será más una estrategia de la industria para que sigamos comprando ropa sin remordimientos en días como el Black Friday que una realidad”, critica la responsable de investigaciones de Greenpeace Sara del Río.