La inmediatez y simplicidad a la hora de acceder a vídeos a través de plataformas como Netflix y YouTube han llevado a su consumo masivo, pero también a una contaminación en exceso. Porque la contaminación no sólo se genera cuando despega un avión o arranca un coche, sino también al enviar un correo electrónico o navegar por internet, tal y como muestran los datos del proyecto CO2GLE, desarrollado por la investigadora digital Joana Moll.
Si internet fuese un país, sería el sexto que más contaminación emite del mundo. Esta es una de las principales conclusiones alcanzadas por el interesante estudio de la investigadora española sobre la "contaminación silenciosa".
Cuánto contamina un segundo de navegación por internet
"Se emiten aproximadamente 500 kilogramos de CO2 por segundo mientras navegamos en internet", apunta en su proyecto Moll, quien ha querido alertar sobre el riesgo “invisible” que la digitalización y el consumo de datos en la red supone para el medioambiente. En concreto, por cada búsqueda que realizan los internautas en la red se liberan al medioambiente 0,2 gramos de CO2.
“Detrás de una pantalla se esconde una red de servidores, cables y dispositivos que consumen enormes cantidades de energía", explica Mercè Botella, socia fundadora de Somos Conexión, una cooperativa de telecomunicaciones sin ánimo de lucro española.
Cómo afectan los dispositivos digitales al medioambiente
De hecho, la huella ecológica de este frenético tráfico digital equivale a un consumo aproximado del 7% de la electricidad mundial, según los expertos.
“Este consumo tiene un triple costo energético: se crean enormes centros de almacenamiento que consumen grandes cantidades de energía, especialmente para refrigeración; se requiere energía eléctrica para que funcione; y se utilizan distintos dispositivos que contribuyen al consumo de energía para captar y reproducir datos”, alerta Botella.
Qué práctica digital contamina más
Aunque internet ha traído consigo ahorros significativos en transporte y papel, debemos ser conscientes de la gran cantidad de contaminación generada por los nuevos hábitos de consumo.
"Especialmente en la reproducción de vídeos, el formato más denso de información”, agrega Botella, quien señala el informe The Shift Project, que revelaba que en 2018 las descargas de vídeos produjeron 300 millones de toneladas de CO2, lo mismo que se emitió en toda España.
Qué hacer para reducir la huella digital
A nivel usuario, algunos consejos para reducir el impacto de la huella digital son apagar dispositivos cuando no se usan, reproducir los vídeos en calidad media o baja cuando los vemos en pantallas pequeñas, o evitar tener todas nuestras fotografías y vídeos en la nube.
“Borrar correos electrónicos es un primer gesto, y aunque parezca simple, evitará generar 10 gramos de CO2 anuales. Otro pequeño gesto es alargar la vida de los teléfonos móviles y los dispositivos electrónicos, ya que, si los reciclamos y reparamos, evitaremos generar un residuo y el coste energético de producir uno nuevo (unos 23,5 kg de CO2)”, aconseja Botella.