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Los perros conquistan hospitales y cárceles: las terapias asistidas con animales despegan
Los tratamientos con canes tienen una eficacia probada a la hora de mejorar la vida de personas ancianas, autistas, pacientes frágiles, jóvenes conflictivos y presos
Antonio robaba bancos. Toda la vida se había dedicado a los atracos. A veces, antes de vaciar la caja fuerte de una sucursal, Antonio pensaba en la muerte. Siempre se imaginaba un final al más puro estilo Reservoir Dogs: con muchos tiros y mucha sangre muy roja. Pero un previsible giro de guion lo llevó a la cárcel. Allí, tras unos años oscuros, conoció a dos perros que le marcaron hasta tal punto que le cambiaron la vida. Ahora Antonio trabaja en una fundación canina y lleva una vida normal. Está curado. Fin.
Para presos, para personas con autismo, para jóvenes conflictivos, para ancianos, para personas con problemas de salud mental, para pacientes frágiles que acaban de salir de la UCI, para todos ellos “la terapia asistida con perros es un recurso cada vez más utilizado que sirve para trabajar y mejorar en el plano físico, emocional, relacional y cognitivo”, expone a Consumidor Global Maribel Vila, responsable de terapias con animales de la Fundación Affinity.
Los beneficios de la terapia con perros
Asomaron la patita a finales de los años ochenta en contados centros geriátricos y de salud mental para trabajar la falta de motivación, la apatía y la depresión. A día de hoy, están presentes en la mayoría de ellos, y, además, su irresistible forma de ser, su amor incondicional y su eficacia terapéutica, por supuesto, les ha abierto las puertas de cárceles, colegios, universidades y hasta hospitales.
Según el Sepes (servicio de atención domiciliaria), los perros son uno de los animales que mejor resultado aportan a nivel terapéutico porque trabajan la estimulación cognitiva y sensorial, fomentan la actividad física, refuerzan la comunicación afectiva y lúdica, favorecen la expresión de emociones y palían el sentimiento de soledad, promueven el tiempo de ocio, el uso de la conversación y la activación de la memoria. Además, a nivel fisiológico, al trabajar con canes “se incrementa la producción de endorfinas y oxitocina (bienestar y placer), baja la de cortisol (estrés) y así tienes el combo completo”, apunta Vila.
Con motivación y sin prejuicios
A la hora de tratar a pacientes frágiles o que hayan salido de la UCI, personas que se han quedado sin masa muscular y que tienen un mal equilibrio, “el hecho de poner un perro en la terapia hace que se esfuercen mucho más”, explica la experta sobre el programa conjunto que llevan a cabo los técnicos de la Fundación Affinity, sus canes y los fisioterapeutas del Hospital Universitario Sagrat Cor de Barcelona.
Los adolescentes en riesgo de exclusión social, por ejemplo, “no quieren hacer terapia, pero podemos llegar a ellos a través de los perros. De este modo pierden los prejuicios”, explica Vila. Algo parecido sucede en los centros penitenciarios, donde presos que han cometido delitos graves interactúan con los perros sin barreras. “Un can siempre tiene la mirada limpia. No importa lo que hayas hecho. No sienten vergüenza a la hora de demostrar cariño y afecto, algo que a los humanos a veces sí nos cuesta”, añade la responsable de terapias con perros de la Fundación Affinity.
Una terapia rápida y efectiva
La principal diferencia con otro tipo de terapias es que “utilizar el recurso de los perros permite alcanzar los objetivos de una manera más rápida”, indica Vila, quien explica que, en muchos casos, la meta es intentar que el paso del enfermo por el hospital sea lo más breve posible.
Así pues, el perro es el hilo conductor para hacer los ejercicios de recuperación que establecen entre los técnicos caninos y los fisioterapeutas del hospital. Una forma lúdica que, además, permite trabajar las emociones surgidas durante la recuperación para que los pacientes se sientan "arropados y seguros". Una terapia que resulta efectiva, entre otras muchas cosas, porque los animales despiertan una enorme empatía con total naturalidad. “Un fisioterapeuta seguramente no se pondrá a dar besos a los pacientes. Un perro sí”, apunta Vila sobre el calor y la cercanía que transmiten los perros, un hecho que puede acelerar la recuperación de un paciente.
Juntos somos más fuertes
Muchas personas todavía lo ven como algo anecdótico e incluso hay profesionales médicos que desconocen los beneficios de las terapias asistidas con perros, pero su ámbito de acción no deja de crecer y ya han conquistado hasta los hospitales, donde trabajan junto a técnicos, fisioterapeutas y psicólogos como uno más. Sin embargo, hay países como Bélgica que van un paso por delante. “Allí los perros forman parte del pack de atención médica. Si puede ser beneficioso para el paciente, el doctor receta este tipo de terapias”, explica Vila.
Los perros “tienen el poder de hablar un lenguaje muy especial sin palabras” y “el don de sacar lo mejor de nosotros mismos”, resume Laura Vidal, auxiliar de veterinaria, quien explica que, para muchas personas mayores, tener un perro es una responsabilidad que les obliga a mantenerse activos. “Cuando pierden a su amigo peludo, por lo general, pegan un bajón enorme, y algunos me dicen que ya no tienen motivos para levantarse de la cama”, sentencia Vidal en referencia a uno de los muchos efectos positivos que tiene en las personas el mejor amigo del hombre.
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