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Mango y Zara siguen vinculadas a Rusia por su dependencia del poliéster

Un informe de la ONG Changing Markets revela intereses ocultos entre los gigantes de la moda a nivel mundial y el crudo eslavo, y los acusa de estar “indirectamente financiando la guerra”

Juan Manuel Del Olmo

Dos personas pasan delante de una tienda de Mango, empresa que, junto a Zara, sigue ligada a Rusia / EUROPA PRESS - A. PÉREZ MECA

Cuando Rusia invadió Ucrania y sacudió tanto la economía como el tablero geopolítico internacional, muchas de las más conocidas firmas de moda decidieron salir del país gobernado por Vladimir Putin. Entre las que se apresuraron a marchar figuran H&M y Mango, que cerraron su actividad días antes que Inditex. De hecho, los titubeos iniciales de la empresa gallega recibieron muchísimas quejas en las redes sociales. Hasta el sábado 5 de marzo, la firma no anunció su retirada. Rusia era el segundo mercado más grande de Inditex, con 527 tiendas, por lo que afrontó un corte de ingresos salvaje.

Pero ni la empresa de Amancio Ortega ni la de Isak Andic han cortado todos los vínculos. Al menos así lo afirma un informe de la ONG Changing Markets titulado Dressed to kill (Vestida para matar), que revela los lazos de la cadena de suministro entre las principales marcas de moda y el petróleo ruso.

“Financian la guerra indirectamente”

La investigación se centra en dos de las mayores empresas de poliéster del mundo: Reliance Industries, en India; y Hengli Group, en China. Estos dos gigantes beben del petróleo ruso para fabricar su poliéster. Ahí está el ‘pecado original’. Después, tanto Reliance como Hengli Group venden ese poliéster a fabricantes, dice el informe, “de todo el mundo”, quienes, a su vez, producen para Adidas, Primark, Levi’s, Nike, Gap, Uniqlo, Asics... o Inditex y Mango.

Una prenda de Zara / PEXELS

El documento es durísimo y afirma que, “a través de su dependencia de los sintéticos”, estas marcas “continúan contribuyendo a la economía rusa, por lo tanto, indirectamente financiando la guerra”.

La dependencia de Rusia, un problema común

A finales de octubre, Inditex alcanzó un acuerdo inicial para vender sus tiendas en la Federación Rusa al grupo Daher, dueño del centro comercial Dubai Mall. Esa es, no obstante, la parte física, tangible. El origen último de una camisa o un vestido es, en cambio, enmarañado y oscuro. “Lo que podemos afirmar, suponiendo la veracidad del informe y que todos sus datos y conclusiones sean exactas, es que muchas marcas dependen de recursos que estaban producidos por Rusia, al igual que ha ocurrido en otras industrias y en el problema energético que atraviesa Europa en este tiempo”, cuenta a Consumidor Global Jacinto Llorca, experto en retail, consejero de negocio y autor del libro El código Retail.

Para hacerse una idea más clara de quién vendía material a quién, Changing Markets preguntó a las diferentes marcas que cita por sus proveedores de fibras sintéticas. El informe recoge que la mayoría no proporcionaron detalles actualizados. Inditex, por ejemplo, se remitió a datos de 2018. “En su respuesta, Inditex reconoció problemas de opacidad en la cadena del suministro sintético”, asegura el documento. Es decir, que saben que hay un problema. Que saben, de hecho, que su negocio se alimenta de ese problema. Según revela la ONG, la empresa española admitió que era consciente “de los desafíos que enfrenta la industria en términos de trazabilidad ascendente” en los niveles superiores, es decir, en la dificultad de conocer quién está realmente al final de la cadena

Efectos de un bombardeo sobre Jarkov / PETER DRUK / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO / EP

Contaminación del poliéster

Dressed to kill apunta que Inditex se ha comprometido a usar poliéster 100 % sostenible para 2025. A día de hoy, como expone el informe, el poliéster “es la fibra más utilizada en la industria de la moda, representa más de la mitad de todos los textiles producidos y se ha convertido en la fuerza impulsora detrás del modelo actual de la moda rápida”. Quebrar una inercia así se antoja complicadísimo. Llorca no cree que, a corto plazo, veamos grandes cambios al respecto. “Pero la innovación en la industria textil es constante, y su reto de encontrar fibras alternativas siempre ha estado en el horizonte. Encontrar soluciones rentables es un auténtico reto, del que seremos testigos en los próximos años”, afirma.

Empieza a ser una necesidad acuciante. Tal y como expone Ana García Frutos en su estudio titulado Evaluación ambiental de los productos textiles durante todo su ciclo de vida e introducción de estrategias de economía circular, presentado en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), más de 70 millones de barriles de petróleo se utilizan para fabricar poliéster cada año, “siendo este un recurso no renovable y de un alto grado de emisión de carbono al medioambiente (hasta 14,2 kg de CO2 por kilogramo producido)”. Además, para fabricarlo “es necesario utilizar productos químicos nocivos para la salud y el medioambiente”, describe esta ingeniera química.

Una prenda de poliéster /  PIXABAY

Compromiso a medio gas

En la misma línea, Changing Markets destaca que el consumidor es consciente de los estragos que el plástico crea, por ejemplo, en el caso de las botellas, pero “pocos se dan cuenta de que el mismo producto también está presente en nuestra ropa y, sin embargo, es prácticamente irreciclable, provoca un importante problema de residuos, además de contaminar nuestro organismo y ambientes con microfibras plásticas”.

En los últimos tiempos, tanto Zara como Mango han intentado dar pasos más firmes en el pedregoso camino de la sostenibilidad. Zara, por ejemplo, ha adelantado 10 años su compromiso de lograr cero emisiones netas para 2040, ha firmado acuerdos con proyectos globales de conservación de bosques tropicales y ha lanzado más ropa de materiales sostenibles. Incluso se ha subido al carro de la segunda mano con el proyecto Zara Pre-Owned. Pero también ha abierto su tienda más grande del mundo, ha registrado un beneficio neto de 3.243 millones de euros en el ejercicio fiscal que va del 1 de febrero de 2021 al 31 de enero de 2022, ha enviado pedidos prácticamente a todo el mundo y no ha renunciado al poliéster. Por eso, Changing Markets habla de hipocresía.

La presidenta de Inditex (propietario de Zara), Marta Ortega, en la Junta General de Accionistas de la compañía / INDITEX

Incoherencia con la cacareada sostenibilidad

“A pesar de la retórica de la industria de la moda sobre la descarbonización, nuestro análisis realizado en el otoño de 2022 destaca que muchas marcas globales prominentes aún no han tomado una postura coherente sobre el abastecimiento de proveedores que utilizan carbono para producir materiales sintéticos como el poliéster o tienen planes de hacerlo en el futuro”, indica el informe. Esto es, según la ONG, “muy preocupante”. 

Preguntado al respecto, Jacinto Llorca intenta resaltar la parte positiva. “No es una situación cómoda para estas marcas, desde luego, y seguro que trabajan con fuerza en encontrar alternativas válidas. La industria del textil lleva años trabajando en su eficiencia y sostenibilidad, y esto es otro hito que deben despejar en su camino”, señala el experto. Este medio ha preguntado a Mango y a Inditex por su vínculo con el petróleo ruso y las implicaciones que genera, pero ninguna de las dos compañías ha contestado.