Netflix nos lo confirmó. El oscarizado documental Lo que el pulpo me enseñó mostró al gran público que estos octópodos son uno de los seres más inteligentes del mundo animal (tienen 500 millones de neuronas y alma exploradora); que son capaces de jugar y recordar, aunque apenas se relacionen con otros pulpos y sean solitarios; y que tienen una enorme sensibilidad y tres corazones. La película lo mostró y hay cientos de estudios científicos que avalan que los cefalópodos son capaces de sentir aflicción ante estímulos externos, por eso los animalistas, y muchos ciudadanos con sentido común, califican la granja de pulpos que planea abrir Nueva Pescanova de “aberración”.
Todo el mundo ha visto imágenes de macrogranjas porcinas en España, pero nadie ha visto jamás una fotografía de pulpos hacinados en los miles de tanques comunitarios de una granja de acuicultura intensiva. ¿Por qué? Porque no existen. Los octópodos nunca se han criado de este modo. Sin embargo, Nueva Pescanova quiere abrir ahora la primera granja de pulpos del mundo en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria.
Por qué es una aberración
Los españoles consumen alrededor de 60 millones de kilogramos de pulpo al año en sus hogares, según datos de Statista. Una demanda insostenible que ha hecho que las costas gallegas se vacíen de octópodos hasta el punto de que más del 80% del pulpo que se come en nuestro país proviene de Mauritania y del banco canario-sahariano. La disminución de las poblaciones de pulpos y de peces silvestres en general, debido a la sobreexplotación y la degradación del medio ambiente, ha provocado que la mitad de productos del mar que se consumen a día de hoy procedan de la acuicultura.
“Nosotros rechazamos cualquier tipo de explotación animal, y hacerlo con seres tan inteligentes, sensibles y ávidos de estímulos como los pulpos es una aberración”, expone a este medio la abogada y coordinadora de AnimaNaturalis Internacional Cristina Ibánez, quien añade que los pulpos “sufrirían lo inimaginable en una granja intensiva”. Por su parte, la portavoz de Greenpeace Celia Ojeda califica el proyecto de Nueva Pescanova de “aberración ambiental” porque generará “sufrimiento animal, pérdida de biodiversidad, contaminación de los mares y riesgos para la salud humana”.
La granja de pulpos de Nueva Pescanova
El plan de la multinacional española especializada en la pesca, cultivo, elaboración y comercialización de productos del mar consiste en criar un millón de pulpos, de la especie Octopus vulgaris, al año. O lo que es lo mismo, una producción de 3.000 toneladas de carne. Por sus patrones de comportamiento e inteligencia, algo que está ampliamente estudiado, “los pulpos sufrirán al estar hacinados e incluso se podrían dar casos de canibalismo entre ellos”, apunta Ojeda.
Y es que, los pulpos, animales solitarios acostumbrados a la oscuridad, se hacinarían en unos 1.000 tanques comunitarios, a veces sometidos a una luz constante, en un edificio de dos plantas en el puerto de Las Palmas. Todos estos detalles de la granja de Nueva Pescanova salieron a la luz en los documentos confidenciales de la propia empresa que Eurogroup for Animals entregó a la BBC en marzo de 2023. Pero hay más.
Una muerte lenta y estresante
En dichos documentos, la empresa también informaba que matarían a los pulpos introduciéndolos en recipientes con agua a tres grados bajo cero, una práctica que se conoce como “lechada de hielo” y que, según varios estudios científicos, provoca una muerte “lenta y estresante”.
Lamentablemente, como los pulpos nunca antes han sido criados de este modo, “no existe una legislación específica para la cría y manejo de pulpos en cautividad, con lo que no hay una ley que garantice unos mínimos de bienestar para ellos en esta terrible situación”, confirma Ibáñez.
Riesgos para la salud humana
Además, la coordinadora de AnimaNaturalis explica que la cría masiva de pulpos, al igual que la cría de otros organismos acuáticos en la acuicultura, “plantea riesgos para la salud, tanto para los consumidores como para el medio ambiente”.
En estos sistemas de acuicultura intensiva se pueden utilizar antibióticos y productos químicos para controlar la propagación de enfermedades, que suelen ser muy frecuentes, y mantener la salud de los pulpos. El uso excesivo o incorrecto de estos productos “puede dar lugar a la presencia de residuos químicos en los productos finales, lo que podría ser perjudicial para la salud humana si se consumen”, recuerda la experta.
Peligro ambiental
Al mismo tiempo, los desechos y nutrientes provenientes de las operaciones de cría intensiva pueden tener un impacto negativo en el medio ambiente acuático circundante. “Esto puede dar lugar a problemas de contaminación del agua, eutrofización (exceso de nutrientes) y otros problemas ambientales”, apunta Ibáñez.
En cualquier caso, el impacto ambiental de este tipo de explotaciones “es altísimo, con contaminación por el uso de compuestos químicos como fertilizantes, antibióticos o desinfectantes, y no solo afectan a la zona en la que se sitúa la granja, sino a muchas otras, incluso muy lejanas, comunicadas por las corrientes marinas”, añaden desde AnimaNaturalis.
Un pez que se muerde la cola
Si alguien pensaba que con una granja de pulpos se recuperará una especie cuya supervivencia parece estar en peligro, cabe recordar que se necesitan 3 kilogramos de comida para obtener 1 kg de carne de pulpo, lo que “implicaría la sobrepesca de otros peces para engordar a los octópodos”, apunta Ojeda sobre las “nefastas” consecuencias ambientales que comportaría la apertura del centro de Nueva Pescanova.
“Esto no es un uso justificable de los escasos recursos alimentarios del mundo. Por esta razón, la cría de pulpo se consideró incompatible con las Directrices Estratégicas de Acuicultura de la Unión Europea” recuerda Ibáñez.
“Debemos actuar ahora”
Por todos estos motivos, oenegés animalistas y ecologistas, nacionales e internacionales, como AnimaNaturalis, Pacma, Greenpeace y Ecologistas en Acción han alzado la voz para frenar la puesta en marcha de la granja de octópodos de Nueva Pescanova, que en un inicio estaba prevista para verano de 2023.
Y no solo ellos. También la comunidad científica internacional, con la doctora, etóloga y Mensajera de la Paz de la Organización de las Naciones Unidas Jane Goodall a la cabeza, ha puesto el grito en el mar. “Cuando me enteré de que una empresa española planea encerrar a estas criaturas sensibles y fascinantes en granjas de pulpos, me sentí profundamente angustiada. Estas granjas no podrán ofrecer las condiciones que los pulpos necesitan y merecen, e inevitablemente causarán un nivel de sufrimiento que ahora sabemos que es inaceptable. Espero que nos ayuden a evitar esta situación. Debemos actuar ahora”, explica la doctora Goodall.
La postura de la empresa
Al preguntar a Nueva Pescanova por todas estas problemáticas, desde la empresa aseguran que el diseño de la planta, la distribución de las “piscinas” y los sistemas de recogida de agua “se han concebido para maximizar la eficiencia energética”. Además, apuntan que los cefalópodos vivirán en distintos tipos de piscinas diseñadas para proporcionarles “las condiciones óptimas que necesitan en cada etapa de su vida”.
En lo referente a la alimentación de los mismos, aseguran que se seguirán criterios de “máxima sostenibilidad mediante una dieta formulada con base en subproductos y descartes provenientes de la pesca”. Sobre los posibles riesgos para la salud humana al consumir sus pulpos, Nueva Pescanova expone que, “al ser criados en un sistema de acuicultura, tienen que pasar por estrictos controles de calidad para asegurar que no representan ningún riesgo”. Finalmente, respecto a los cientos de estudios que existen sobre la inteligencia del pulpo, la empresa apunta que “no existen conocimientos validados científicamente sobre si son más o menos inteligentes que otras especies que ya se crían”.