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Dejar de fumar en 25 días: crónica del tratamiento de Sanidad con Todacitan

Así han respondido mi cuerpo y mi mente tras seguir el tratamiento que financia Sanidad para acabar con el tabaquismo

Teo Camino

Las pastillas de Todacitan que financia Sanidad para dejar de fumar / SIMÓN SÁNCHEZ

“¿Funcionan?”. Esta es la pregunta que te hace todo el mundo cuando se entera de que vas a tomarte las pastillas de Todacitan, también conocidas como 'el nuevo Champix', el tratamiento que financia Sanidad en España desde el 1 de febrero de 2023.

Los únicos requisitos para acceder al tratamiento son fumar diez cigarrillos diarios (o más) y tener la voluntad de dejarlo, claro. De ser así, basta con pedir cita en el ambulatorio y poner rumbo a una nueva vida libre de humo. Más sana. Yo lo hice, y en este diario cuento cómo es dejar de fumar en 25 días con Todacitan.

Día 0 

En el ambulatorio.

—Las pastillas de Todacitan se basan en el principio activo de la citisina, una sustancia de origen vegetal que reduce un poco el síndrome de abstinencia y la ansiedad causada por la dependencia de la nicotina (mono), pero, si no estás convencido, sin fuerza de voluntad, no lo conseguirás —expone la doctora.

—¡Estoy decidido!

—Mucha suerte, entonces.

Día 1

El día indicado, el 1 de diciembre, el día marcado en rojo en el calendario para empezar el tratamiento de dejar de fumar, me resulta imposible iniciarlo. Desde el ambulatorio no han dado la orden oportuna, por lo que en la tarjeta sanitaria no consta receta alguna y en la farmacia me dicen que debo pagar el tratamiento completo. A regañadientes, decido ir al ambulatorio de nuevo y meter presión. Así funcionan las cosas.

Día 1 (Parte II)

El día 2 de diciembre, a primera hora de la mañana, acudo de nuevo a la farmacia y pago 58 euros, la mitad del tratamiento (116 euros). Con la financiación de la Seguridad Social, cada persona puede adquirirlo abonando una parte o de forma gratuita, en función del estado de salud y de la situación económica del demandante.

Me tomo la primera pastilla y no noto nada. 

Durante los tres primeros días ingeriré seis comprimidos diarios, uno cada dos horas. Puedo fumar hasta el cuarto día (incluido), aunque la doctora me aconsejó eliminar los cigarrillos más prescindibles. 

El primer día consigo fumar catorce pitillos de liar (antes fumaba alrededor de 20) y la jornada pasa sin pena ni gloria.

Las pastillas de Todacitan / TC

Día 2

Todavía ningún efecto. Ninguna repulsa al tabaco. Pero he reducido la dosis. Ayer y hoy he fumado menos. Intento eliminar algunos cigarrillos. El del café de la mañana que ya no bebo para romper hábitos, el de la moto al trabajo y el de la moto a casa.

Día 3

Nada nuevo bajo el sol.

Día 4

¿Y si las pastillas de Todacitan son como un efecto placebo?

Hoy es el último día que puedo fumar y me he despedido a lo grande. Habré fumado, por lo menos, 25 o 30 pitillos. He intentado disfrutar de cada uno de ellos como si fuera el último. Ojalá lo sean. Debo dejarlo. Por salud. Tengo que hacerlo. Por antecedentes familiares. Voy con todo.

Un hombre rompe un cigarrillo para intentar dejar de fumar / EP

Día D

Todo te recuerda a los cigarrillos. La ducha; el no café de la mañana; el paseo hasta la oficina; el desayuno a media mañana; el café de primera hora de la tarde; salir a la calle; Michael Corleone (Al Pacino) en El Padrino; el momento antes de irte a dormir y el último pensamiento antes de cerrar los ojos. Todo me recuerda al tabaco, pese al arsenal de caramelos y chicles que compré anteayer. 

Es el quinto día de tratamiento, el primero sin fumar y no sé si lo conseguiré. Pero me mantengo firme.

Tengo un hambre voraz.

Día 6

Hoy me he levantado más temprano de lo habitual y he salido a correr. Deporte, caramelos, chicles, movimiento constante y comida para dos. Síndrome de la pierna hiperactiva a la hora del café con los compañeros de trabajo. Malhumor. Desazón. Caramelos. Chicles. Más deporte. Y dos cenas. Todo culminado con un poco de insomnio.

Un bodegón con Todacitan, chicles varios, boquillas de plástico y el corcho de una botella de vino / TEO CAMINO

Día 7

Dicen que los tres primeros días son los peores… ¡Espero que así sea!

Día 8

Es viernes y el cuerpo lo sabe. Para evitar tentaciones voy a ver Los asesinos de la luna, la última de Scorsese, y me duermo. Al tercer amago de cabezadita, me salgo de la sala. Dura casi cuatro horas y no he llegado a la segunda. Es soporífera. Los asesinos de la paciencia debería haberla titulado.

Día 9

Sin vida social alguna. Subo al parque a leer con mi pareja, cocino pescado y verdura y visito a mi madre a ratos cortos, pues ella fuma como una chimenea.

Día 10

El día del señor tampoco voy al baño. Voy a comer con la familia. Mi madre fuma un cigarrillo detrás de otro y lo puedo tolerar. Ella fuma; yo como.

Por la noche vuelve el insomnio.

Día 11

Al insomnio se suma un estreñimiento confirmado que ya dura más de tres días. Para colmo, los chicles me están dando unos gases terribles. Mucho ruido y pocas nueces.

Día 12

Los Halls, que hasta ahora habían sido mi única salvación, me producen tal sensibilidad en dientes y encías que prácticamente no puedo cepillarme los dientes. Hoy me he comprado un cigarrillo de plástico en la farmacia. Dicen que sabe a mentol, pero apenas se nota. Es una boquilla de plástico que no saca humo. Sin más.

Día 13

Cada vez lo llevo mejor. Hoy no he tenido ganas de fumar. De hecho, me he olvidado las pastillas en casa...

Día 14

No he notado ningún cambio respecto a ayer o anteayer. Pinta que son placebo.

Día 15

Sigo sin fumar. Devorando. Irritable.

Me he convertido en el comercial del dejar de fumar. Pregono que es fácil. Lo aconsejo a todos los fumadores. Ellos calan, se ríen de mí y les envidio. Pero yo ya no fumo.

Mañana tengo una prueba de fuego.

Día 16

Hoy he visitado a mi madre en su casa. Era una línea roja porque hace once años, la primera vez que intenté dejar de fumar, esta es la segunda, recaí allí. Con ella. Ella me dio el pitillo que le supliqué. Esta vez lo he superado con la ayuda de mi pareja. Nos apoyamos el uno al otro.

La prueba de fuego es la Plaza Monumental, el primer evento social al que acudo. Me da miedo, pero ya toca exponerse, con mesura, a la tentación. No podemos vivir encerrados. Asistimos en compañía de amigos y cervezas varias. Nos tomamos dos, cumplimos y nos retiramos los primeros. El camino de vuelta a casa es un suplicio. Todo el mundo fuma los sábados por la noche. Y yo quiero pedir un maldito cigarrillo. Solo uno. Y dejarme llevar…

Frenamos los deseos de nicotina del otro con besos.

Una pareja se besa en el tren / PEXELS

Día 17

Mis días libres ya no son contigo.

Ayer hablé tanto de la posibilidad de fumarme un cigarrillo y me planteé tantísimas veces pedir uno de liar a la gente de las terrazas, que acabé dudando si había fumado o no. Y tenía remordimientos.

Día 18

Hoy he vuelto a fumar en sueños. Dulces y anicotinados sueños.

Día 19

Mi salud ya no te pertenece, tabaco.

Son dos semanas sin calar.

Día 20

Decían que mi piel luciría más hidratada, pero no es así. 

Día 21

A veces, el pensamiento es obcecado y golpea cuando menos te lo esperas.

Día 22

Hoy he visto Vida y muerte en el almacén, una película inspirada en Amazon, y he sentido una gran ansiedad. 

Día 23

Por suerte, mis amigos no fuman. Y la cena de Navidad, aunque con alcohol, no me supone demasiado esfuerzo.

Día 24

Hoy es Nochebuena. Cenamos raclette, como cada año, y me acuesto, más temprano que nunca, sin fumar. ¿Lo conseguiré? ¿Me pasaré el juego? ¿Cuándo se sabe?

Día 25

Es Navidad y las pastillas se han acabado. 

No así las ganas de fumar. 

Seguiremos luchando...