Se planifican muchos aspectos de la vida: ir a la universidad, estrenarse en el mundo laboral, comprar un hogar, las vacaciones y hasta la lista de la compra. No obstante, hay cuestiones que no siempre salen como uno planifica. Y la maternidad o un embarazo son buena muestra de ello. “Ser madre es un proyecto de vida y es posible anticiparse a esta necesidad para que en un futuro no se vea frustrada por la edad”, subraya Antonio Urries López, biólogo y embriólogo clínico, director del Instituto de Reproducción Humana Asistida de QuirónSalud.
En 2020, la edad media de las madres primerizas en España se situó en los 32 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y el CSIC matiza que, en los últimos años, se ha observado una disminución del número de nacimientos junto a un retraso en la edad de tener el primer hijo. Con estos datos sobre la mesa, no es de extrañar que una de las búsquedas más recurrentes en Google sea "congelar óvulos a los 40". Pero, ¿cuándo, dónde y cómo hay que hacerlo?
A los 35 años hay que decidir si congelar óvulos
La ginecóloga Jessica Marqués del Hospital Quirónsalud de Zaragoza lo tiene claro: “no hace falta que sea a los 30 años, pero yo sí marcaría los 35 como una fecha límite, para decidir”, asegura. Esta especialista ha atendido a pacientes de 40, pero “ya se les avisa que a esa edad las posibilidades son muy bajas”, señala. Asimismo, la ginecóloga recuerda que cada cuerpo es diferente y que en términos de vitrificación ovárica no se pueden hacer comparaciones.
Antes de realizar el procedimiento, se hace un estudio de fertilidad para determinar qué eficiencia tiene la reserva ovárica de cada mujer. “Entre otras cosas se calculan los índices de hormona antimulleriana (AMH) que nos informa del funcionamiento de los ovarios, en consecuencia, la fertilidad”, explica la ginecóloga.
El proceso y la cantidad de óvulos a extraer
Una vez se ha comprobado el estado de la reserva ovárica, hay que seguir varios pasos. El primero tiene que ver con el ciclo menstrual, momento en que se arranca con el proceso de estimulación mediante hormonas. “La mujer puede generar más de un óvulo, no obstante, de manera natural el cuerpo selecciona uno y los otros los desecha. Con esta estimulación se recogen todos aquellos que el cuerpo crea”, matiza Marqués.
Pero esta fase confunde a muchas mujeres. “Es importante apuntar que en ningún momento de este proceso se acaba con la reserva ovárica de la mujer, y tampoco determina que en un futuro se padezca una menopausia prematura”, corrobora Marqués. El tratamiento hormonal dura entre 10 y 12 días. Después ya se fija el día de la extracción. Este trámite no dura más de una hora y a la paciente se le aplica anestesia. Además, de media se suelen extraer entre 10 y 15 óvulos. No hay cifra óptima, cuantos más mejor.
La fecundación
Pasado el tiempo, cuando la mujer decide hacer uso de esos óvulos, es cuando empieza la segunda parte del tratamiento. Según comenta Urries,"se descongelan los óvulos,se añade el esperma y se espera a que se produzca la fecundación. Una vez se ha comprobado la viabilidad de los embriones obtenidos se seleccionan, generalmente uno o dos de ellos, y se introducen en el útero de la mujer”, explica el doctor. Transcurridos 14 días se hace una prueba de embarazo para saber si el tratamiento ha sido exitoso o no.
“Esos días de espera son los más duros para la pareja”, incide la psicóloga María del Castillo del Hospital Quirónsalud Zaragoza. Para esta especialista, cada mujer que se enfrenta a este proceso va con una carga personal. “Generada por la inseguridad en el éxito del tratamiento”, añade la especialista. A su juicio es importante dejar ese conflicto interno y buscar la serenidad. “Y con serenidad me refiero a que se acepte tanto que el tratamiento puede funcionar, como también fracasar”, remarca del Castillo.
¿Mejor mis óvulos o los de una donante?
Aparte de vitrificar los óvulos de cada mujer, también se pueden usar los de una donante. “Es un proceso que requiere un planteamiento distinto, ya que supone renunciar a sus propios óvulos, pero es otra opción que existe en la actualidad”, explica Urries.
Esta es una técnica habitual hoy en día en las Unidades de Reproducción Asistida cuando ya no existe la posibilidad de utilizar sus propios óvulos. Y con buenos resultados, porque, por cuestiones de edad, “casi siempre las donantes son más jóvenes que las mujeres que deciden vitrificar”, concluye Urries.