Tener una entrada guardada en el cajón durante meses e incluso años, un vuelo pagado y una habitación de hotel reservada para que, al final, casi con las maletas en la puerta de casa, un simple tuit acabe con una escapada que parecía perfecta. Y es que son muchos los festivales de música que se han visto obligados a cancelar a escasos días, e incluso horas, de celebrarse. Pero, ¿por qué pinchan tantos eventos en verano?
La industria musical vive una burbuja y una eclosión de propuestas que, o bien se acumularon durante la pandemia y se han reprogramado ahora o, son proyectos nuevos que se lanzan con el afán de aprovechar esas ganas que había de festivales y conciertos después de dos años en los que las sillas y las mascarillas eran protagonistas.
Una burbuja “festivalera”
“Está claro que vivimos una saturación del sector, una burbuja festivalera en la que se solapan fechas, suben los cachés de los artistas y se necesita vender más entradas para cubrir gastos”, resume Alexander Garvin, jefe de producción de diversos festivales y conciertos.
Según cuenta este profesional del sector a Consumidor Global, la cancelaciones de última hora son resultado de un “cúmulo de circunstancias”, lo que ha llevado a que grandes apuestas musicales como Fan Fan Fest o Madrid Puro Reggaeton hayan dejado tirados a sus fans en el último momento. Garvin asegura que lo de este verano, sin embargo, es “insólito”, ya que nunca antes se habían vivido tantos casos y situaciones como las experimentadas este año.
Cambios de última hora en recintos
“Hay promotores que quieren recuperar todo en un verano y se están haciendo las cosas mal”, así explica Garvin las malas prácticas de algunos organizadores, como los cambios de recinto a última hora. Un claro ejemplo es el del Madrid Puro Reggaeton, que iba a traer el 15 de julio a Daddy Yankee en su gira de despedida. Este festival anunció que cambiaba de recinto a dos días de su celebración: de la explanada de la Caja Mágica al estadio Wanda Metropolitano.
Ese cambio repentino acabó con la cancelación del evento por no reunir las condiciones de seguridad necesarias y haber excedido los plazos, según la Comunidad de Madrid. El Grupo Hermanos Toro, empresa organizadora del festival, señala a Consumidor Global que se propuso cambiar de recinto por asuntos de producción, en concreto por las mejoras de accesibilidad y las salidas al recinto que, cuentan, la Caja Mágica carecía. “Nosotros atendimos una sugerencia extraoficial de modificar el recinto y mejorar ese tema, pero la Administración no fue nada flexible”, denuncian.
Fallos de “primero de producción”
El Madrid Puro Reggaeton había vendido más de 35.000 entradas. Sobre la devolución de estas, la empresa promotora señala a este medio que informará a los clientes del procedimiento en los próximos días, “ya que estamos valorando la posibilidad de ofrecer una alternativa al festival cancelado”.
Sin embargo, Garvin no entiende lo ocurrido. “El plan de seguridad de una explanada como la Caja Mágica no puede ser el mismo que el de un estadio de fútbol, eso es de primero de producción”, cuenta. En este sentido, asegura, los que llevamos mucho en esto a veces pecamos de pensar que siempre nos van a decir que sí y eso no puede ser”.
Nuevos promotores de festivales de música: ¿intrusismo?
Según cuentan fuentes del sector, “hay mucha gente que se mete a promotor sin serlo” y eso hace que ocurran muchos fallos en la producción al no contratar al personal necesario y cerciorarse un buen funcionamiento de estos eventos. No es el caso del Madrid Puro Reggaeton, cuya empresa promotora, Hermanos Toro, lleva más de 20 años en la industria y está entre las tres primeras del sector en España.
Mientras, Fan Fan Fest, otra de las propuestas que iba a celebrarse en Madrid el pasado 11 de junio, era el primer proyecto de una empresa que contaba con varios inversores privados detrás. A dos días antes de celebrarse, Ifema rescindió del contrato por “riesgo de seguridad”. Abraham A., promotor del evento, explica a este medio que se complicó todo el proceso desde el primer momento. “Nos cambiaban de espacio y nos pedían los informes tarde”, explica.
Poca rentabilidad
Otro de los problemas que señalan en esta industria es la subida de los cachés. Y es que el aumento de los precios para traer a los artistas del momento ha provocado que muchos festivales dejen de ser rentables. “Los precios han subido muchísimo y para lo que antes podías cubrir con 10.000 entradas ahora necesitas 18.000”, señalan.
El solapamiento de fechas también provoca que algunos eventos pinchen y no cumplan las expectativas de venta de entradas que en un principio se esperaban. Ocurre en casos como el Diversity de Valencia, que “no vendió las entradas suficientes para ser viable y tuvieron que cancelar”.
Caos en la organización
Por otro lado, también se observan casos de festivales que sí que se celebran, pero que acaban en situaciones de caos y desorganización. Esto puede deberse a la falta de personal profesional por la burbuja del sector. Un ejemplo es el Capital Fest de Talavera de la Reina, cuya celebración dejó mucho que desear a los asistentes. Y es que la falta de atención en las barras y los numerosos golpes de calor hicieron del acontecimiento una auténtica pesadilla.
Otro ejemplo de caos organizativo es el del Boombastic de Asturias, que se celebró del 21 al 23 de julio en la localidad de Llanera. Según explican desde Crónica Vasca, la organización dejó abandonadas a su suerte a miles de personas, ya que no se enviaron lanzaderas en plena tormenta.
Creación de una mesa de festivales
Ante esta situación, el Ayuntamiento de Madrid, en colaboración con la Comunidad, ha asegurado que se pondrá en marcha a partir de septiembre una mesa de festivales, con el objetivo de evaluar el sector, evitar la creación de “burbujas artificiales” y garantizar el crecimiento “de forma sostenida”.
El anuncio llega tras esa oleada de eventos que han sido cancelados en un contexto de saturación del sector. Con la creación de esta mesa pretenden “evitar incidentes” como el del Madrid Puro Reggaeton.