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Por qué la Comisión Europea no erradica el maltrato a las cerdas enjauladas en España

La Fundación Igualdad Animal denuncia el sistema de jaulas en el que malviven millones de animales en la industria porcina de nuestro país

Teo Camino

Cerdas en jaulas de gestación en una macrogranja de España / IGUALDAD ANIMAL

En España se crían más de 56 millones de cerdos al año, y la mayoría de ellos pasan la vida encerrados en granjas industriales. Además, alrededor de dos millones de cerdas reproductoras pasan más de la mitad de su vida adulta en estrechas jaulas. En 2021, la Comisión Europea (CE) se comprometió a poner fin a dichas jaulas en la Unión Europea (UE) como parte de la revisión de la legislación de bienestar animal, pero, a día de hoy, la realidad dista mucho de los compromisos adquiridos. 

Por ello, la Fundación Igualdad Animal denuncia el maltrato animal del sistema de jaulas en la industria porcina española con un nuevo reportaje de investigación que se presenta simultáneamente en varios países europeos. Con dicho análisis, la oenegé pide al Gobierno de España y a los eurodiputados/as que se posicionen a favor del fin de las jaulas y reclamen a Úrsula Von der Leyen que la CE cumpla lo prometido. 

Cerdas enjauladas

El confinamiento en jaulas de gestación y parideras en la industria porcina tiene efectos altamente perjudiciales tanto en las cerdas como en sus lechones. El confinamiento prolongado en estas jaulas puede causar una serie de problemas de salud en las cerdas, como el desarrollo de úlceras por presión debido a la falta de movimiento y la presión continua sobre ciertas partes del cuerpo.

 

Las jaulas de gestación y parideras son extremadamente estrechas y confinan a las cerdas en un espacio reducido, lo que les impide moverse con normalidad. Esto puede provocar estrés y frustración debido a la falta de espacio para caminar, darse la vuelta o estirarse, por lo que exhiben comportamientos anormales, como el balanceo repetitivo y otros signos de estrés psicológico debido al confinamiento y la falta de estímulo ambiental; no pueden buscar sombra o refrescarse en caso de calor extremo, lo que puede llevar a problemas de estrés térmico.

La gestación

Tras pasar cuatro semanas de embarazo en las jaulas de gestación, y posteriormente estar en grupos, siete días antes del parto, las cerdas son trasladadas a jaulas parideras. Este ciclo se repite dos veces al año, y cuando las cerdas dejan de ser productivas, al tercer año, son sacrificadas. 

Cerdas enjauladas en una macrogranja española / IGUALDAD ANIMAL

Las jaulas de gestación son asociadas con diversos problemas de bienestar animal por no permitir el ejercicio físico, ser incómodas, provocar problemas locomotores e impedir la manifestación de los comportamientos naturales de la especie. Las cerdas en condiciones de libertad prefieren explorar, por tanto mantenerlas en jaulas causa estrés crónico, lo cual puede afectar el sistema inmune y hacerlas más propensas a enfermedades. Además, el diseño, limpieza y el tipo de material del suelo de las jaulas pueden provocar cojera. Esto se suma a que las cerdas embarazadas reciben una cantidad de alimento restringida para limitar la ganancia de peso, pudiendo ocasionar comportamientos agresivos en los animales.

El parto

Tras ser inseminadas artificialmente y pasar cuatro semanas de embarazo en las jaulas de gestación, las cerdas permanecen en grupos hasta siete días antes del parto, cuando son trasladadas a jaulas parideras; jaulas donde no se pueden dar la vuelta ni realizar ningún comportamiento natural. Las cerdas pasan cinco semanas en estas jaulas, tras las que destetan a los lechones y son enviadas de nuevo a las jaulas de gestación.  

El espacio es tan limitado que no pueden ni darse la vuelta, además los animales ahora son más grandes por la selección genética, así que las jaulas diseñadas hace años son aún peores para el bienestar animal. Las jaulas estresan a las cerdas porque no les permiten alejarse para defecar ni tumbarse sobre superficies frescas, impidiendo su termorregulación. Mantenerlas enjauladas afecta los músculos y reduce la capacidad cardiovascular y la fuerza ósea, además la incapacidad de moverse les provoca callosidades. 

Los hallazgos de la investigación de Igualdad Animal

  • Cerdas tumbadas sobre sus propios excrementos y orina, debido al confinamiento al que son sometidas.
  • Cerdas con heridas sin tratar, causadas por el roce con los barrotes de las jaulas. 
  • Cerdas con estereotipias, mordiendo los barrotes debido al estrés ocasionado por las jaulas.
  • Cerdas con prolapsos en el ano y útero.
  • Multitud de cadáveres de lechones (existe una alta mortalidad de lechones en las granjas).
  • Lechones con los rabos amputados y multitud de colas cortadas, a pesar de que la legislación prohíbe el corte de rabos de forma rutinaria, una auditoría de la Comisión Europea realizada en España durante el año 2017, estima que el raboteo en las explotaciones afecta al 98,5% de los cerdos.

El objetivo

“Más de dos millones de cerdas en España sufren cada año encerradas en jaulas en las que no pueden moverse ni darse la vuelta, sobre sus propios excrementos y orina. Sin posibilidad de cuidar de sus crías, vistas y tratadas como máquinas de producir”, manifiesta el cofundador de Igualdad Animal Javier Moreno

Y añade: “la Comisión Europea se comprometió a poner fin a las jaulas en las granjas industriales, esperamos que esta nueva investigación lleve el debate a la agenda política española y europea”.