El mundo de ayer parece difícil que vuelva. Y es que, en estos tiempos de incertidumbre, problemas mentales como la ansiedad y la depresión se agravan y afectan a un mayor número de ciudadanos. Unos problemas que, tal y como apuntan los psicólogos, también son los mayores enemigos de la sexualidad.
“Si estamos en la selva, con un tigre delante, y nuestra supervivencia está en juego, seguramente no tengamos mucha libido”, expone a Consumidor Global la terapeuta Adriana Royo, autora del libro Falos y falacias (Arpa Editores), en referencia a cómo se ha visto afectada la parte erótica debido a la pandemia y al cambio de paradigma. El miedo a perder a un familiar o el trabajo ha hecho que “nuestro funcionamiento sexual se vea paralizado al dejar de ser una prioridad”, apunta la sexóloga de la clínica Psicopartner Alicia Fernández Ridao, quien explica que nuestro cerebro no está en modo reproducción, sino en modo supervivencia.
Los estragos sexuales de la pandemia
Una investigación publicada en Sexuality Research and Social Policy determina que, debido a la pandemia, el 52% de la población española ha sufrido alteraciones en sus hábitos y relaciones sexuales. En concreto, la inapetencia sexual destaca como la consecuencia más extendida de la crisis sanitaria. Una falta de apetito sexual que afecta por igual a mujeres y hombres. “Lo de que el hombre siempre tiene ganas es un mito. Muchos tienen este problema y lo esconden. Entre las mujeres está más normalizado el ir a consulta”, apunta Ridao.
“Hombres que no habían desarrollado antes este tipo de episodios desarrollaron disfunciones eréctiles bastante severas tras una infección de Covid”, apunta el urólogo del Hospital Universitario de Miami Ranjith Ramasamy sobre cómo puede afectar el virus a los vasos sanguíneos y a los niveles de testosterona. Al mismo tiempo, diferentes estudios han revelado que el Covid multiplica por seis el riesgo de desarrollar algún tipo de impotencia, disfunciones eréctiles o gatillazos de diferente índole que también se han visto acentuados, de manera indirecta, por los sucesivos confinamientos y por una situación de estrés, por lo que la mayoría de casos no precisan de ayuda médica, sino psicológica.
Sexología clínica
Así pues, parece evidente que la crisis sanitaria y las situaciones estresantes derivadas de ella han tenido unos efectos inhibidores en la vida sexual de los españoles, un hecho que ha disparado la demanda de terapias de sexología clínica, rama de la psicología que se encarga de analizar, diagnosticar y tratar las distintas disfunciones sexuales.
Desde el centro Psicopartner, especializados en resolver problemas de la vida íntima de la pareja, aseguran que la efectividad de sus terapias sexuales tiene unos porcentajes de éxito superiores al 80%. Pero ¿en qué consisten estos tratamientos?
La solución
Al hablar de gatillazos se pueden diferenciar básicamente tres tipos. En primer lugar, está la disfunción eréctil situacional, que es aquella en la que “te masturbas a solas sin problema, pero no puedes mantener una relación sexual con otra persona”, apunta Ridao. En los casos de disfunción eréctil de grado, la impotencia aparece al ponerse el preservativo o cuando llega la penetración. Finalmente, está el gatillazo por causas médicas --diabetes, colesterol alto, efectos secundarios de la medicación--. “Es lo primero que preguntamos, pero el 99% de los que acuden a consulta vienen por problemas de estrés”, indica.
Los tratamientos sexológicos se focalizan en averiguar el origen de la pérdida de libido. ¿Por qué se ha bajado? ¿Hay estresores? ¿Cómo están los niveles de energía? ¿Cómo va el trabajo? ¿Y la atracción con la pareja, perdura? ¿Hay una buena comunicación? “Hacemos una búsqueda exhaustiva hasta dar con lo que provoca la impotencia”, apuntan desde Psicopartners. Tras hallar la causa, el siguiente paso es “trabajar, con fantasías sexuales, con libros eróticos, con una mejor comunicación, para recuperar y aumentar el deseo. Buscar lo que le gusta al paciente”, añade Ridao. Finalmente, llega el momento de la focalización sensorial: técnica que consta de diferentes etapas para que la persona se enfrente a situaciones sexuales con niveles bajos de estrés. “¿Por qué voy a sufrir problemas de disfunción si el área sexual es capital en una relación y los tratamientos tienen altas tasas de éxito?”, resume esta sexóloga especializada en parejas.
Otras alternativas
En Psicopartner, por ejemplo, una sesión de terapia sexual tiene un precio de 65 euros, mientras que una sesión en pareja se va a los 90 euros. A nivel terapéutico, “es bueno acudir a consulta, pero hay gente que no se lo puede permitir, y, si vas a la pública y dices que tienes depresión o ansiedad, a veces se sobremedica y las consultas son de cinco o diez minutos”, advierte Royo, quien insiste en la importancia de que la pareja hable de su vida sexual sin tapujos y se apoye mutuamente. La comunicación es clave porque “si te sientes mal en el trabajo, eso afectará a tu sexualidad”, añade esta experta.
También es fundamental “trabajar la ansiedad y el estrés, y solucionarlo. Aprender técnicas de relajación en YouTube, por ejemplo, y trabajarlo de forma periódica, ayuda”, apunta Ridao. Durante las relaciones sexuales “hay que intentar dejarse llevar por los besos y las sensaciones de placer, y disfrutar del momento”, sentencia la sexóloga de Psicopartners.