Greenwashing. Esta es una de las palabras de moda en el mundo de la publicidad, que se podría traducir por ecopostureo. Es decir, empresas que anuncian que son sostenibles o respetuosas con el medio ambiente cuando en realidad no lo son.
Esta es una práctica que en los últimos años se ha vuelto muy frecuente. Así, podemos ver a petroleras alardear de que producen combustibles 100% renovables ("aprovecha, aprovecha"); multinacionales de bebidas azucaradas de cola que distribuyen cientos de millones de botellas de plástico desechable asegurar que “la sostenibilidad está en el corazón de nuestro negocio”, o empresas textiles con más de 3.000 fábricas proveedoras en China (el país más contaminante) lanzar “colecciones sostenibles” y afirmar que están comprometidas con “con las personas y el entorno”.
Por suerte, la Unión Europea se ha puesto las pilas y en febrero pasado aprobó una directiva por la que se prohíbe a las empresas hacer greenwashing, es decir, mentir a la hora de decir que son cuidadosas con el medio ambiente. Me temo que Repsol, Endesa, Iberia, Cepsa, Zara, Coca-Cola y otras muchas compañías van a tener que cortarse un poco a partir de ahora.