Tenemos un serio problema con las webs piratas. Cada vez nos llegan más denuncias de consumidores que han sido estafados al comprar en páginas de internet que simulan las de marcas conocidas pero, en realidad, son un timo.
Hace solo unos días, contábamos la historia de una internauta a la que tangaron en una web falsa que se parecía mucho a la de Scalpers. Casi idéntica, tanto en el diseño como en la URL. La broma le supuso a la víctima 250 euros del ala, que nunca recuperará.
En estos casos, las empresas también salen perjudicadas. Su imagen y sus ventas quedan afectadas. Pero, más allá de denunciar a los suplantadores y advertir a los clientes, poco más pueden hacer. Además, la justicia tarda mucho en cerrar las webs piratas, y estos abren otras páginas falsas rápidamente, que consiguen situar hábilmente entre los primeros resultados de las búsquedas en Google.
Las autoridades y las propias marcas están desbordadas con estos fraudes, por lo que la fórmula más efectiva para evitarlos pasa por extremar el cuidado y asegurarse varias veces de que estamos en la web oficial de la empresa.