La Semana Santa de 2022 ha sido la más normal de los últimos dos años, y la más cara, también. En un contexto en el que la inflación de marzo se elevó hasta el 9,8 %, las vacaciones de Pascua han salido, de todo, menos baratas.
Ir al supermercado ahora significa acabar con un tique en la cartera más costoso. Ha subido el precio del aceite de girasol, los macarrones, el arroz y el café, entre otros productos.
Hasta el tabaco sube de precio
Por otro lado, a pesar de la ayuda de 20 céntimos, la gasolina sigue por las nubes y llenar un depósito, de diésel, cuesta hasta 30 euros más respecto a 2021.
Y por si todo eso fuera poco, los fumadores también habrán notado esta Semana Santa un incremento de precio de su paquete habitual. Así, por ejemplo, una cajetilla de Lucky Strike Twist, una nueva modalidad de una marca clásica, ha pasado a costar 4,50 euros y varias de Corset se han encarecido 15 céntimos, hasta los 4,35 euros.
Suben las reservas por Semana Santa
Sin embargo, y pese a todo, se ha notado durante la Semana Santa las ganas de los españoles de pasar unos días con amigos y familiares.
Las reservas se han disparado este 2022. De hecho, el turismo rural asegura haber superado las expectativas y muchos apartamentos turísticos y hoteles han colgado el cartel de completo.