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SmartGyro: "Al usuario le falta entender que un patinete es un vehículo que necesita mantenimiento"
El director comercial de esta empresa española de movilidad eléctrica, David Palomo, asegura que las nuevas normativas contribuirán a que haya mayor claridad y los conductores sepan por dónde y cómo deben circular
SmartGyro es una marca española de movilidad eléctrica que comercializa algunos de los patinetes más potentes del mercado. El precio de sus vehículos oscila entre los 400 y los 1.020 euros. Tal y como explica a este medio David Palomo, su director comercial, la compañía nació en 2015 dentro del grupo empresarial Quatrotec Electrónica, con mucha experiencia en marcas de electrónica de consumo. Con el tiempo, relata, fueron buscando nuevas alternativas al negocio y maneras de diversificarlo.
Fue en las ferias de países asiáticos donde comenzaron a cerciorarse de que la micromovilidad o la movilidad urbana personal estaba muy extendida. Un día vieron algo parecido a los patinetes infantiles, pero que “andaban solos”. Decidieron intentar llevar estas soluciones al mercado español tras ver que en un país con ciudades tan congestionadas como Shenzhen, que tiene casi 13 millones de habitantes, se apostaba por estas opciones de movilidad.
–¿Y cómo lo hicieron?
–Empezamos a indagar. Buscamos productos, alternativas… Lo primero que encontramos fueron los Hoverboards, que, por llamarlo de alguna manera, eran juguetes. Es la primera solución de micromovilidad, aunque no estaba exactamente destinado a lo que estábamos buscando, pero fue nuestra manera de empezar. Y la verdad es que aquello pegó fuerte y nos ayudó a seguir indagando, haciendo diseños industriales en nuestras instalaciones e intentado adaptarlos a lo que ya veíamos de los proveedores asiáticos. Así nació nuestro primer patinete, Xtreme City, el primero que pusimos a la venta en 2017. No me quiero equivocar, pero diría que fue el primer patinete o VMP (vehículo de movilidad personal) que se vio en España. Después de esto llegaron otras marcas.
–¿Cómo fue el recibimiento en los momentos iniciales?
–Es cierto que el primer año, tras sacar a la venta el primer patinete, no tuvimos mucho éxito porque la gente prácticamente no sabía ni qué era. De hecho, cuando hacíamos pruebas con nuestros patines o íbamos a grabar vídeos, la gente nos miraba incrédula. Así que sufrimos un poquito: hicimos una inversión muy importante en desarrollar el producto y sacarlo al mercado, y la respuesta no fue la esperada. Luego, cuando hubo más marcas y más impulso por parte de los distribuidores es cuando empezamos a cosechar buenas ventas y los primeros éxitos. Y la etapa de la pandemia fue muy beneficiosa para este negocio: la gente, al querer evitar viajar en transporte público, fomentó el uso de estos productos de movilidad personal. También se dispararon los pedidos de comida a domicilio y el reparto de última milla, y los mensajeros o riders empezaron a utilizar estos vehículos.
–¿Qué es lo que diferencia, bajo su punto de vista, la marca SmartGyro del resto de fabricantes de patinetes?
–Fundamentalmente el servicio. Somos una marca que hemos concebido el concepto de la micromovilidad hacia una solución, más que hacia un producto. Me explico: el producto de movilidad personal lo entendemos como un vehículo que soluciona una necesidad diaria. Puede ser la de un rider, que necesita hacer entregas, o una persona que desde la última parada de metro hasta su puesto de trabajo tiene 1 o 2 km a pie. Como entendemos que estos usuarios utilizan el producto a diario, como podrían utilizar un coche o una moto, necesitan tenerlo activo y funcional. Por eso hemos desarrollado una cadena de aproximadamente 100 colaboradores, que son 100 servicios técnicos homologados por la marca repartidos por toda España, incluidas Ceuta, Melilla y los dos archipiélagos. Esto es algo único en el mercado español. Con esto conseguimos dar un servicio de cercanía: si un usuario de uno de nuestros patines tiene una incidencia, ya sea en garantía o fuera de garantía, se puede dirigir directamente a uno de estos puntos y hacer esa intervención sin tener que mandar el producto a no sé dónde, que se retrase quince días… Toda esta mala experiencia a veces se sufre cuando se rompe algo. También destacaría nuestra capacidad de estocar consumibles o repuestos.
–¿Por qué ese aspecto es tan importante?
–Es el gran problema de las marcas de movilidad: normalmente, firmas que venden estos productos vienen de la electrónica de consumo. Muchas son fabricantes de tablets o móviles, y tratan los vehículos como un producto más de consumo. Y no es así, porque esto es una herramienta que la gente necesita para su día a día. En ocasiones traen el producto, pero no su consumible o sus repuestos: pastillas de freno, discos, neumáticos… Elementos necesarios. Nosotros somos una marca que trata mucho con el usuario final, tenemos muchos canales abiertos, también en la web: teléfono, tenemos un chat directo… Tenemos mucha interlocución con el usuario, porque también es cierto que el usuario tiene que aprender y tiene que entender lo que es un vehículo de movilidad personal, no es un móvil o una tablet. Hay un número alto de incidencias, no tengo problema en hablar de ello, de usuarios que compran un vehículo de este tipo, y su manera de utilizarlo o sus expectativas no está en la realidad de lo que es el producto.
–¿En qué sentido?
–Una persona, cuando compra un coche, entiende y da por hecho que necesita un mantenimiento. Si pincha una rueda, es evidente que tendrá que ir a un sitio a que le arreglen el pinchazo. Sin embargo, con los patinetes no sucede esto. Normalmente, se compran en una página web o en un gran distribuidor como puede ser MediaMarkt o El Corte Inglés. Cuando compramos un artículo en uno de estos sitios y tenemos un problema, acudimos ahí a explicarles que no funciona. Con los patinetes existe todavía cierta resistencia del usuario, que poco a poco se va disipando, gracias en parte a un trabajo intenso de interactuar con ellos, de escuchar sus quejas... Hay personas que explican que compraron un patinete y al año y medio ya no iba bien. La pregunta es: ¿Ha hecho usted los mantenimientos necesarios? ¿Ha cambiado las pastillas de freno? Porque tiene usted un vehículo.
–¿Cuál es el perfil del usuario que utiliza productos de SmartGyro?
–Según GFK, que es la consultora que nos dice la cuota de mercado y otros datos, un 77 % de los usuarios de patinete son varones, mientras que el 23 % son mujeres. Una parte muy importante, un 25 %, son trabajadores por cuenta ajena. Aquí están los riders, que son los principales clientes de este tipo de vehículos. Luego hay un 7 % que son trabajadores por cuenta propia, gente de la última milla sobre todo: personas que esos últimos 2-3 kilómetros hasta su puesto de trabajo lo hacen en patinete. El tercer grupo relevante es el de los estudiantes.
En cuanto a nosotros, nuestra marca no está destinada a primer precio. Somos una marca que se siente cómoda en productos premium y resistentes. Así que el profesional que busca el patinete para su día a día quiere fiabilidad. Por eso, la mayoría de repartidores de Glovo o JustEat llevan el modelo SmartGyro Speedway: duro, con autonomía.
–¿Cuál es la cuota de mercado de la empresa?
–Según GFK, nosotros somos la segunda marca en ventas en España. La cuota de mercado fluctúa mucho, pero de media estamos en el 17 % del total. El 40 % sería para Xiaomi, que son los primeros, luego iríamos nosotros y el restante se divide entre más de 40 de marcas. Es decir, que realmente hay dos con cuotas relevantes. Lo que sí es cierto es que en enero de 2024 entra una normativa bastante férrea en cuanto a la manera de fabricar y usar estos vehículos. Para poder venderlos, será necesaria una certificación de la DGT que te homologue. No todos los fabricantes van a poder adaptar sus producciones a esta normativa, así que creemos que el número de competidores se va a corregir bastante.
–¿Cuál es la velocidad alcanzan los patinetes de Smartgyro?
–La velocidad está regulada a 25 km/h. Bajo ningún concepto un VMP puede circular a mayor velocidad. Estos productos, como ocurre con los coches, pueden coger una velocidad superior a la que deben circular. Lo que ocurre es que la normativa que empieza en enero exige a los fabricantes que los patinetes no puedan, bajo ningún concepto, rebasar los 25 km/h. Además, deben fabricarse para que este límite no pueda modificarse por software. Un usuario que quiera correr a más de 25 km/h con un patín certificado lo va a tener muy complicado.
–¿Y cuál es la autonomía media?
–En el tema de las autonomías existe mucha variabilidad y discrepancias. En los coches también se escucha bastante. Nosotros tenemos patines que superan los 100 kilómetros de autonomía, pero estamos hablando de patines de alto rango de precio. La media de un patín de SmartGyro es de 40 kilómetros de autonomía reales.
Ahora bien, cualquier fabricante cuando da un dato de autonomía, lo da bajo unas reglas concretas de condiciones favorables: en pista, en llano, con un individuo de X peso… Es una unidad de medida, pero no es un dato exacto, porque dependerá de muchos factores. El primero es la temperatura: las baterías no tienen la misma autonomía cuando hace mucho calor que cuando hace mucho frío. El frío les hace mucho mal. También hay que tener muy en cuenta la orografía: no es lo mismo que el usuario de un patinete o de un coche eléctrico se mueva por Sevilla que por Bilbao. Cuantas más cuestas haya, mayor consumo de batería. Y, por supuesto, el peso del usuario. Nosotros tuvimos un producto que estaba orientado a adolescentes o a niños, que era económico porque estaba destinado a un público juvenil. Pues había usuarios adultos que compraban este vehículo por precio, no por prestaciones. Y dejamos de venderlo, porque generaba muchas insatisfacciones: “Oiga, es que este patinete solo me hace 15 kilómetros”. “¿Cuánto pesa usted?”. “86 kilos”. “Pues hombre, es que este producto ya indica en la caja que está destinado a un público de no más de 50 kg”. Todo tiene un punto de vista, pero todavía al usuario final le queda por entender que esto es un vehículo, y como tal, tiene sus particularidades, su mantenimiento y sus características concretas. Este es el día a día de nuestro equipo de atención al cliente, que intenta resolver incidencias y dar a entender a la clientela que lo que han adquirido es un vehículo.
- Hace unos meses, Diario Sur informaba de que en Málaga las lesiones por accidentes de patinete ya eran equiparables en número a las de moto. ¿Qué piensa de esto?
–Tiene todo el sentido, honestamente. Quiero decir, en algunas ciudades existen muchos más patinetes que motos. Así que, por lógica, y si hacemos una regla de tres, si hay más vehículos, es lógico que se equipare en accidentes…
–Bueno, sí y no, porque en teoría los patinetes alcanzan menos velocidad y nunca van a tener la potencia de una moto, o no deberían.
–Claro, pero al final circulan por los mismos sitios. También es cierto que, aunque ya se está corrigiendo, al principio el usuario de patinetes los veía como un juguete. Un juguete adolescente, y todos hemos sido adolescentes. Pero el usuario que utiliza el patinete de manera diaria para sus desplazamientos es un usuario cauto, que se protege con casco y otras medidas, y no suele tener incidencias.
También hay que considerar los patinetes de alquiler que ponen las compañías en las ciudades y el tipo de usuarios que tienen. Es decir, aquí estamos metiendo en el mismo saco a los individuos que alquilan este vehículo de manera puntual (por turismo) que al usuario real. Yo creo que habría que diferenciar estos dos segmentos. El usuario que alquila un patín normalmente no es tan cuidadoso ni se protege tanto, y lo lleva por diversión. Así que en este grupo es donde se genera gran parte de la enemistad que creció alrededor del patinete. Vamos andando por la calle y nos encontramos patinetes tirados por cualquier sitio, pasan como locos por ciertas calles, cuando eso es algo que no se puede hacer… Este tipo de usuario es el que, en mi opinión, crea la enemistad.
-¿Cree que eso puede provocar que se estigmatice al usuario diario?
–Al principio, cuando los patines empezaron a verse más por las calles, había noticias en telediarios nacionales casi a diario. “Un individuo ha atropellado a una anciana…”. Se llegó a demonizar al vehículo. No es el patín el que atropella, sino el usuario. Igual que si un conductor atropella a alguien, el culpable no es el vehículo, sino el usuario o su poco civismo. Esto ya cada vez es menos frecuente, se ha democratizado mucho el vehículo y estamos más acostumbrados a convivir con él. Las regulaciones a nivel nacional y local también han ayudado a poner un poquito de orden. Y la nueva normativa también va a ayudar a que la gente entienda cómo hay que usar estos productos y por dónde.
–¿Qué es lo más satisfactorio de su día a día en Smartgyro?
–Lo más satisfactorio es estar con mi familia dando un paseo, como me ocurrió el otro día en A Coruña, y ver pasar un patinete de tu marca. Provoca la sensación de estar contribuyendo a algo. Yo llevo toda mi vida vendiendo productos, pero eran productos de consumo que no eran de primera necesidad y que tampoco solucionaban nada. Sin embargo, con este proyecto siento que estamos contribuyendo a un cambio, a configurar una nueva manera de desplazarte y, de alguna manera, poner un granito de arena a la problemática del clima y la contaminación de las ciudades. Reconforta, y nunca había tenido esta sensación en todos los años que llevo en este negocio.
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