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Sana Khouja (Zeena): “El vino en lata busca momentos de consumo alejados de la celebración”

Esta joven empresaria ha fundado Zeena, una compañía que ofrece otra versión del vino más próxima a los 'millenials' que a un público maduro

Núria Messeguer

Sana Khouja, la fundadora de Zeena, el vino enlatado / ZEENA

Sana Khouja entró en el mundo del vino por casualidad. En 2013, una empresa americana le propuso dirigir una bodega en el Priorat que había sido propiedad de Joan Manuel Serrat. Por aquel entonces, Khouja tenía 24 años y no había probado el vino. Aun así aceptó. Tras varios años al frente de este proyecto, supo que el vino había llegado a su vida para quedarse. No obstante, Khouja quería más. Se marchó a Estados Unidos para realizar un máster y allí descubrió lo que años más tarde sería su propio plan de vida: el vino en lata. 

Así nació Zeena, una empresa de vino enlatado que cerró  2021 con una facturación de 100.000 euros. Está presente en el mercado español, pero también en Colombia, Japón, México, Guinea Ecuatorial y Costa de Marfil. Su intención es expandirse por Latinoamérica y Asia porque “los países donde las botellas de vino son muy caras es donde tenemos mejores resultados”, matiza. 

Así es el vino en lata / ZEENA 

–¿Cómo nació Zeena?

–“Zeena nació en Estados Unidos. Estaba en casa de una amiga y me preguntó si quería tomar un vino, le dije que sí, pero cuando abrí su nevera no encontré ninguno. ‘¿Dónde está la botella?’, le pregunté. En su nevera sólo había latas y fue entonces cuando descubrí el vino en lata” 

– Creó la compañía en 2020, en pleno confinamiento… 

“Sí, y con sólo 106 euros en la cuenta corriente. Pero mi hermano, que había recibido 10.000 euros por una indemnización, me prestó dinero”.

Sana Khouja / ZEENA 

–Sus orígenes son musulmanes… ¿Cómo entendió su familia su nuevo negocio?

“Cuando le comenté a mi madre mi idea  de crear una empresa de vino en lata, al principio no le gustó. Siempre sintió algo de pudor con el hecho de que su hija se dedicara al mundo vitivinícola. Ella es más tradicional. Cuando trabajé en la bodega del Priorat decía que trabajaba para Pepsi… (risas) Pero tras volver de Estados Unidos toqué fondo, no sabía muy bien qué hacer y mi familia me apoyó. Entonces, me vi preparada, motivada y me animé”.

–¿Cómo ha sido su recibimiento dentro del sector? 

–“El vino en lata busca momentos de consumo alejados de la celebración. No es cuestión de competir con otras bodegas, sino de abrir el mundo vitivinícola a situaciones que, tradicionalmente, prescinden de él. Como, por ejemplo, festivales, estancias en campings o en casa. Muchas veces no abres una botella porque no te la vas a tomar toda. Siempre digo que en Zeena vendemos conveniencia y sostenibilidad.  Y aunque este producto en lata pueda sonar muy disruptivo, el sector nos ha aceptado bastante bien, aunque hemos tenido momentos de todo tipo”.

Dos jóvenes con dos latas de Zeena / ZEENA 

–¿Y el consumidor? ¿Acepta este tipo de producto? 

“En Zeena somos conscientes de que tenemos que evangelizar un poco al consumidor. El vino de lata puede ser igual de bueno que uno en botella. Pero el consumidor no está familiarizado con este tipo de alternativas y es aquí donde hay que picar más piedra. Es verdad que hay mucha diferencia entre el público joven y el que ya tiene cierta edad. Los millennials lo ven como un avance, y los mayores como algo raro. Pero estamos en el camino y los ánimos no los perdemos”.

–El vino en lata, ¿cómo sabe?

“Igual que el embotellado. Utilizamos una garnacha blanca que es ecológica y dentro de poco lanzaremos otro de parellada. Lo importante del proceso es desoxigenar bien el envase para que el vino no huela a corcho o a huevo. Además, aplicamos otra microfiltración para que sea seguro al envasarlo. De ahí que tampoco podemos masificar la producción. Es un proceso costoso”.

–¿Dónde se puede comprar? 

“Por el momento, se puede comprar por Glovo, Amazon y a través de nuestra página web. Cada lata de 250 mililitros cuesta 3,19 euros”.

Un 'rider' de Glovo por las calles de Madrid / EP

–¿Y caducan?

“Después de 12 meses. El vino en sí es un producto que no tiene fecha de vencimiento, pero con las latas, al estar herméticamente cerrado, no puedes garantizar tanta durabilidad como en el formato tradicional”.

–¿Zeena ha sido el primer vino en lata de España?

“No, pero sí de Japón”.