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Pau Vivas (Delitbee): “Hasta un 70% de los usuarios prefieren el e-commerce del bar a Glovo o Uber"
El creador del Skyscanner del delivery critica la manera “partidista” en la que se elaboró la ley Rider en España y analiza la posición de la alta cocina en el sector
Delitbee es una plataforma que pretende convertirse en el Skyscanner del sector del delivery. A través de ella, el usuario puede consultar toda la oferta disponible para pedir comida a domicilio y comparar las opciones de una forma más sencilla, incluidos los e-commerce de los restaurantes no tan conocidos.
Podría pensarse que este marketplace perjudica a plataformas como Glovo, Just Eat o Uber Eats, al proporcionar al consumidor mayor información. En este sentido, Pau Vivas, ex de Glovo y fundador de esta nueva empresa, reconoce a Consumidor Global que este ejercicio de transparencia puede dañar a dichas empresas, que, sin lugar a dudas, tendrán que ponerse las pilas si quieren ser la opción número uno de los clientes que piden comida a domicilio.
–¿Delitbee puede perjudicar a empresas de ‘delivery’, como Glovo, al mostrar al usuario mejores opciones?
“Quien compite con las plataformas es el restaurante, que ha creado una herramienta independiente. Nosotros le ayudamos a que los clientes que deciden pedir por su canal directo tengan la mejor experiencia, igual que si pidieran por Glovo. Los restaurantes no quieren potenciar canales como Glovo, Uber Eats y Just Eat, sino el suyo. Quieren crear un producto propio con el que fidelizar a esos usuarios. Delitbee lo que hace es reunir la oferta y el usuario elige la mejor opción”.
– Su empresa destaca la transparencia como valor. ¿Las plataformas como Glovo no son transparentes?
“Tratamos de darle al usuario toda la información, oferta y posibilidades que tiene para pedir a domicilio. Le contamos cómo funciona Uber Eats, que suele tener unas ofertas muy agresivas, del 30 % o del 50 %, para atraer clientes, pero cuando el usuario llega al final del proceso de compra se empiezan a incluir costes y sube mucho el precio. Lo mismo ocurre con el margen que ponen los restaurantes a cada plato. Cuando no pueden asumir las comisiones del 30 % que les imponen las plataformas, suben un 15 % sus precios. Los usuarios no se dan cuenta de esta diferencia si no comparan las plataformas, y al final algunos prefieren pagar 3 euros más en el envío que gastar más en un plato”.
–¿Cree que su negocio puede perjudicar al sector al enseñar las vísceras del mismo?
“Sí, pero al final son ellos mismos los que se están perjudicando: no tiene sentido que las plataformas ofrezcan una cosa y el usuario se encuentre otra. De hecho, hay tal disgusto entre los usuarios que se han dado cuenta de estas estrategias que hasta el 60 % o 70 % prefiere pedir en el e-commerce del restaurante”.
–¿Está de acuerdo con lo que cobran los riders por estos servicios?
“¿Qué entendemos por justo? Los repartidores están expuestos al clima y a tener accidentes. ¿A cuánto se debería pagar ese riesgo que asumen? Es algo complejo. Ellos cobran más los días de más demanda, y las plataformas intentan motivarles con mayores ingresos para que trabajen. Si es o no justo, eso lo tienen que decidir los repartidores. Para mí en cierta medida está bien pagado”.
–¿Qué opina de la ley Rider?
“Las condiciones de los repartidores han mejorado, pero los ingresos han bajado. El 60 % o 70 % no están a favor porque se han visto afectados sus ingresos mensuales. Tienen seguro y trabajan dentro de una empresa, pero también supone un coste. Les dan por una parte, pero les quitan por otra. Glovo tiene a algunos empleados como autónomos y a otros contratados, y la cantidad que perciben a final de mes es menor. La ley está hecha de manera partidista: no se ha escuchado al 100 % de los riders. Si hubiera sido así, se hubiera ejecutado de otra forma. También es cierto que la ley española está muy enfocada a los trabajos tradicionales”.
–¿La comida a domicilio es algo de ricos?
“Cada vez menos. Ha dejado de ser una moda y algo de ricos y se está convirtiendo en un hábito del día a día y por suerte hay opciones económicas que permiten comer de manera accesible para todos. El delivery tiene sentido cuando pones en valor el tiempo y el dinero que te ahorras. Sin embargo, si un usuario cada vez que pide comida para llevar se gasta 30 o 40 euros en la mejor hamburguesa… ese ritmo no se puede seguir”.
–¿Qué ocurre en España con las ‘dark kitchen’?
“En muchas ocasiones el usuario no sabe dónde está pidiendo. Las dark kitchen ofrecen la posibilidad de tener un multicanal para que el consumidor pueda pedir más marcas, pero muchas veces eso quita calidad. Conozco restaurantes que tienen nueve marcas en una misma cocina, y eso es una barbaridad que el usuario no conoce”.
–Hace poco se otorgaron las estrellas Michelin. ¿Considera que la alta cocina es inaccesible para el consumidor a día de hoy?
“Comer en restaurantes con estrellas Michelin es como ir a un palco VIP en un concierto: la experiencia es mejor, pero no deja de ser una experiencia. Este tipo de restaurante es asequible para personas de un cierto nivel adquisitivo, pero no una opción recurrente para el usuario. Se ofrece para un determinado público, pero no deja de ser algo concreto en un momento puntual. Aunque también hay chefs reconocidos, como Dani García, que crean marcas con platos más accesibles”.
–¿Tiene futuro en el ‘delivery’ en España en la alta cocina?
“Tiene su espacio. Los usuarios que piden a DiverXO no lo hacen semanalmente y los que sí, están en un nivel económico diferenciado. Tiene su público, cada vez más, es la rama premium del servicio a domicilio. Tiene todo el sentido que estén y lo seguirán explotando sin ninguna duda”.
–¿La salida de compañías como Deliveroo puede desprestigiar al ‘delivery’ español?
“No desprestigia, pero es malo para el consumidor no tener esas opciones a la hora de elegir. El hecho de que Deliveroo se vaya de España no es bueno. Pero es una cuestión de la empresa, que decide no seguir invirtiendo aquí. Para Deliveroo, España dejó de ser atractiva y habría que preguntarse por qué. Glovo pasó por una situación similar con Brasil: dejó de operar porque no le salía rentable. No es bueno a nivel nacional, pero igual que se va uno, entra otro. Yo no descarto la salida de Uber Eats ni un nuevo competidor”.
– ¿El sector entrará en crisis cuando la situación pandémica del Covid haya llegado a su fin?
“Hemos adaptado el delivery a nuestro ritmo de vida. La pandemia ha puesto en valor el hecho de que los restaurantes pueden tener una nueva fuente de ingresos y que los usuarios pueden disfrutar de los restaurantes sin salir de casa. La gente se ha mentalizado de que existen maneras diferentes de pedir sin salir de casa, pero no sólo comida, sino de todo. Cuando acabe el Covid, la gente seguirá pidiendo igual. De hecho, hay gente que pide entre 4 y 5 veces a la semana a domicilio y ya casi ni cocina”.
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