Norberto Mateos es el director general de Intel en España y Portugal desde 2010. Conoce la empresa estadounidense como la palma de su mano, ya que forma parte de la misma desde hace mucho tiempo.
Se siente "afortunado" porque los chips de la última tecnología es lo primero que se prioriza y recuerda que hay un "dispositivo para cada persona". Además, envía un mensaje tranquilizador al consumidor: "Vamos a ser capaces de satisfacer la demanda, aunque puntualmente pueda haber alguna complejidad en la cadena de suministro. Aún así, en España, no creo que vayamos a tener problemas".
--¿Qué pasa con los chips?
--Por un lado estamos en una dinámica en la que cada vez usamos más dispositivos digitales en nuestra vida personal y profesional. Es decir, hay una demanda más acelerada. Y, por otro lado, la fabricación de los chips ha pasado de ser algo balanceado entre las diferentes geografías a estar enormemente concentrada en el sudeste asiático. De hecho, el 80% de los chips se fabrican allí. Geopolíticamente, la situación en Taiwán es compleja con ciertas tensiones políticas. Si a eso se le suma un bloqueo del Canal de Suez, el paso de transporte de gran parte de los componentes, y un Covid que para las fábricas… La oferta se vuelve, por varios condicionantes importantes e incontrolables, dispersa y difícil de manejar. Por ello, se ha producido un bloqueo que ha afectado a todos los aspectos de nuestra vida como, por ejemplo, a las fábricas de coches. Han sido, por tanto, dos años de complicaciones en el sector.
--¿Cómo se prevé este 2022?
--Una normalización y total absorción de la demanda de chips no va a llegar hasta el 2023-2024. Todavía vamos a movernos en un entorno de unas ciertas restricciones en determinados productos.
--La compañía ha anunciado la apertura de nuevas fábricas en Europa…
-- Cualquier tipo de fábrica de chips de última generación que se ponga nueva, va a llevar entre tres y cinco años para que esté en funcionamiento. Así que estas medidas no se van a notar a corto plazo, sino a medio-largo plazo. La situación no será muy distinta durante este 2022 y el año que viene casi seguro que tampoco. El entorno inflacionista, además, no va a facilitar la resolución de todo esto. Mientras, nosotros seguimos aumentando más de un 10 % la capacidad de fabricación de nuestros productos.
--¿De los productos que usamos a diario, cuáles se pueden ver más afectados por esta crisis?
--Los chips sirven para muchas cosas, desde los microcontroladores que se usan en las placas de energía de los calentadores, hasta los más inteligentes que van en los electrodomésticos o los de última tecnología que pueden ir en teléfonos, televisores o centros de datos. Nosotros seguimos invirtiendo en las últimas tecnologías, pero no en hacer más fábricas de microcontroladores.
--¿Qué planes tiene Intel para mejorar la situación actual?
--Necesitamos establecer más resiliencia en la fabricación en Europa. El problema del continente europeo es que competitivamente es más caro que el sureste asiático --tanto en relación con el coste del trabajo, como con las ayudas del Gobierno--. La Unión Europa, por ello, puso en marcha Chips Act, un proyecto que establece los principios para que empresas como Intel inviertan más en Europa. Actualmente, por ejemplo, los chips suponen un 4 % de los elementos de un coche y a futuro será un 20 %, porque van a ser autónomos y eléctricos. Cuando usas mucho más chips tienes que diseñar con las últimas tecnologías disponibles y para ello se necesitan fábricas y centros de I+D, lo que va a generar un entorno completo distinto. Estamos un momento en el que tenemos que capear el temporal y optimizar las cadenas de suministro y mientras esperar a que las medidas que ponemos en marcha vayan mejorando y a medio-largo plazo ver resultados. No podemos depender de los demás solamente.
--¿Cuál es la apuesta de la compañía estadounidense por España?
--Intel mira a Europa y no a un país concreto en su plan de inversión. Alemania ha sido la cara más visible porque vamos a abrir dos fábricas allí (en la localidad de Magdeburgo), pero también se ha llegado a acuerdos con otros países como Holanda o Bélgica. La parte más importante que involucra a España es la de propiedad intelectual europea relacionada con la supercomputación, en concreto junto con el Barcelona Supercomputing Center. Y de lo que se trata es de desarrollar en Europa los propios chips que se vayan a usar en la Unión Europea y en eso este centro barcelonés es muy bueno.
--Grandes compañías como Apple ya han apostado por sus propios procesadores: ¿hay pastel para todos?
--Una empresa tan fuerte como Apple puede tomar una decisión de este tipo desde un punto de vista de optimización de toda su propuesta integrada. Pero Intel tiene la arquitectura, los productos y las fábricas. No hay nadie más en el mercado que tenga esas tres cosas. Apple, sí, es verdad, se ha diseñado su propio procesador, pero no lo fabrica. Además, Intel ha decidido abrir su capacidad de fabricación para terceros porque opinamos que habrá quien esté interesado en usar nuestras fábricas y tecnología. Hemos llegado ya a acuerdos con Qualcomm y Amazon Web Services.
--¿Qué busca ahora el consumidor español? ¿Pesa todavía mucho el precio?
--Es difícil generalizar, pero desde un punto de vista de consumidor de a pie, en España siempre hemos sido consumidores que hemos valorado el rendimiento por encima del precio e, independientemente de nuestra capacidad de compra, España para nada ha sido un país en el que se han comprado los dispositivos más baratos. Sí hemos visto, por otro lado, un cambio importante de tendencia del número de dispositivos en el hogar y en eso ha tenido mucho que ver la educación, donde se ha dado un salto importante en al utilización de la tecnología.
--¿Y qué hay de los ‘gamers’?
--Cada vez hay más gamers y puede ser que no tengamos una oferta capaz de satisfacer toda la demanda. En el caso de las consolas y los PCs de gaming vemos una aumento considerable de gente que quiere los dispositivos que le ofrecen la mejor experiencia de juego. Sacamos chips específicos para los gamers y son los primeros que vuelan.
--Mucho se habla del metaverso… ¿Qué opina Intel de esta tecnología?
--El metaverso todavía tiene que madurar. El concepto ideal lo tenemos claro, pero la infraestructura que lo soporta no está. Existen ahora diferentes concepciones, pero no hay un estándar del metaverso. Y luego está la experiencia… ¿Cómo va a funcionar? Todavía queda tiempo para eso. Para nosotros, eso sí, es una magnífica oportunidad y lo apoyamos, lo habilitamos, lo empujamos y haremos todo lo posible para que esa experiencia se materialice.
--¿Cuánto vamos a tener que pagar más por los dispositivos que este año?
--Es una pregunta complicada. La inflación crece y es muy difícil de calcular. Al final, si los componentes suben de precio, la mano de obra también y el transporte se encarece… todo va a subir. Los dispositivos subirán como consecuencia de todo esto. Si hay demanda, los fabricantes podrían aumentar los precios. Todo depende de cómo evolucione la situación.