La vida personal y profesional de Meritxell Falgueras siempre ha estado acompañada de vino. Y del bueno, porque una sumiller sabe lo que bebe. Se crió en el Celler de Gelida, una boutique gourmet en el barrio de Sants (Barcelona), con más de 125 años de vida. Estudió periodismo, pero compaginó su pasión por la comunicación con la enología. A día de hoy es una de las sumilleres más premiadas del panorama actual, cuenta con más de siete galardones en sus espaldas y, también, ha publicado cinco libros #ConVinoConTodo, #DiVInament, Qué beber cuando no bebes, Los vinos de tu vida y Presume de vinos en 7 días.
Pero Falgueras no es una enóloga tradicional. en su perfil de Instagram (@WinesandTheCity) divulga para sus más de 20.000 seguidores información y trucos sobre el mundo del vino. Asimismo, no tiene miedo en denunciar determinadas situaciones y actuaciones, como la que sufrió hace unos meses en redes sociales. “Hoy sí soy capaz de denunciarlo y de decir basta ya. Muchas mujeres sufrimos acoso e insultos simplemente por expresarnos, vestirnos y comportarnos como queremos. Este no es el futuro que quiero para mis hijos”, explicaba en Twitter.
--¿Cómo ha sido el camino hasta llegar a ser una reconocida enóloga?
--“Soy la quinta generación de una familia dedicada al vino. Mi padre nos ha enseñado a mi hermano y a mí a amar este sector. No ha sido fácil y hubo una época en la que lo quería dejar. Me desanimaban mucho los comentarios de los hombres de mi sector”.
--¿Qué obstáculos se ha encontrado en el camino?
--“Mi manera de ser, de entender el vino, eminentemente femenina y feminista, ha tenido muchos detractores. Daba igual los diplomas, concursos, premios o libros que hiciera, mis paralelismos se tachaban de frívolos”.
¿Se siente tan valorada como otros compañeros?
“Ahora sí, gracias a mi edad y a las redes sociales donde me he podido mostrar mejor mi punto de vista vinícola. También ha influido mucho el cambio de pensamiento y de sensibilidad”.
¿Cada vez hay más mujeres enólogas y directivas en bodegas?
“Sí. Hay bodegas que pasan de padres a hijas, aunque en la foto de los congresos o de los temas especializados e importantes siempre acaban siendo ellos una mayoría….¿Por qué ocurre esto todavía, cuando hay tanto talento joven y femenino?”.
¿Qué falta por hacer para alcanzar la igualdad?
“Aunque no me gustan las cuotas, la verdad es que son necesarias, sobre todo cuando está tan desfasado el tema. Duele ver en una foto el papel que tienen algunas mujeres. En el caso del vino, hay tantas con proyectos, estudios y visiones… Con la asociación de Mujeres del Vino que tengo junto a mi socia Anne-Joséphine Cannan justo queremos eso, ayudarnos, darnos visibilidad y hacer eventos interesantes tanto para ellas como para ellos”.