La última triquiñuela de Hertz para sacarle los cuartos a los clientes supera todo lo imaginable.
Y es que la multinacional del rent a car simuló una rayadura con una tiza para cobrarle un extra a un conductor tras devolver un coche. Sucedió en Vitoria. Así, como lo oyen.
Por suerte, el afectado pudo volver a revisar el vehículo estacionado en un párking sin que la empresa de alquiler se diera cuenta, y destapó el intento de estafa.
Ante tal bochorno, nadie de la oficina de Hertz quiso acompañar al cliente a comprobarlo –el coche estaba a solo unos metros de distancia– y, tras horas de tensión, cerraron la ventanilla y huyeron.
El conductor denunció lo ocurrido ante la policía y, al día siguiente, recibió el reembolso de los 247 euros que la compañía les había cobrado indebidamente y unas disculpas por email.
Al final, este cliente pudo salvarse del engaño, pero ¿cuántas otras veces habrá realizado Hertz cargos indebidos a clientes impunemente?