Gastarse más de 1.000 euros en un móvil y que al poco tiempo empiece a dar problemas es una faena. Pero si, además, la marca se quita de encima cualquier responsabilidad, entonces ya es como para echarse a llorar.
Esto es lo que les ha pasado a muchos clientes de Samsung con sus aparatos Galaxy Z Flip.
Innumerables usuarios aseguran que las pantallas de estos móviles plegables se estropean en unos meses, pero la empresa no se hace cargo de la reparación ni aún estando en garantía, que puede superar los 300 euros. Dicen que los clientes han realizado un mal uso del móvil.
Los afectados muestran rayas o pantallas en negro o que parpadean, y han llegado a crear plataformas de protesta con miles de firmas.
Samsung ha conseguido desesperar a miles de clientes, quienes me temo que ya han perdido su confianza en el gigante coreano de las telecomunicaciones. Y será difícil que la recuperen.