El tratamiento dental es una de las partidas que más se lleva del presupuesto familiar. Corregir unos dientes torcidos suele costar miles de euros. Por ello, cuando el resultado no es satisfactorio genera una enorme frustración e indignación.
Es lo que le ha ocurrido a algunos de los clientes de la cadena de clínicas dentales Impress. Las ortodoncias invisibles que les habían prometido no han funcionado como esperaban ni se han cumplido los plazos previstos.
“Es un no dejar de pagar”, “es un timo”, “hay pasotismo y lentitud”... son algunas de las críticas de los afectados, que también aseguran que Impress se niega a devolverles el dinero pagado pese a que el tratamiento ha sido decepcionante.
Visto lo visto, en lo relativo a la salud bucodental –como en tantos otros ámbitos–, hay que tener en cuenta que, muchas veces, lo barato sale caro.