Vuelves a casa después de un duro día de trabajo. Hay partido de tu equipo de fútbol y, aunque no tienes mucha hambre, tampoco te apetece preparar nada para cenar. Así que, decides pedir una hamburguesa a domicilio.
Te han hablado bien de Vicio, la cadena de Aleix Puig, y abres la app de Glovo. Solo quieres la hamburguesa más sencilla. Nada más. Buscas entre las opciones disponibles y encuentras que la más barata es la cheeseburger: 9,90 eurazos por un trozo de carne picada con queso cheddar, pepinillo y salsa, en un bollo de brioche.
Te parece un poco caro para una simple hamburguesa, pero, estás cansado y solo quieres sentarte con tu bocadillo, abrir una lata de cerveza y ver el partido. Así que decides completar el pedido. Y te encuentras con otra sorpresa. Como el pedido no llega a 10 euros, Glovo te cobra 1,99 euros adicionales. Que se tienen que sumar al coste del envío (2,49 euros) y a otros gastos de gestión (9 céntimos).
Vamos, que la broma al final te sale por 14,47 euros. Casi 15 euros por enviarte al centro de una ciudad como Madrid o Barcelona una sencilla hamburguesa con queso de Vicio. Que tampoco es que sea nada del otro mundo y que, en muchas ocasiones, te llega fría.
El cabreo es máximo. Te sientes engañado. Que te cobren el precio de un buen menú de dos platos, bebida y postre por una hamburguesa vulgar te parece un timo. Y, encima, te invitan a que en el pedido añadas una propina para el repartidor, porque Glovo les paga fatal.
La verdad es que se te quitan las ganas de volver a abrir la app de Glovo y de pedir otra hamburguesa de Vicio.