Las compañías de telefonía e internet son gigantes con los que es muy complicado lidiar cuando cometen un atropello.
Y eso es lo que le ha ocurrido a un cliente español con Vodafone, a quien la teleco le ha reclamado durante un año 1.000 euros que pretendía cobrarle indebidamente.
Vodafone le facturó esa barbaridad por un roaming en México, donde estuvo ds veces. Sin embargo, la ley impide cobrar a los usuarios más de 50 euros por la itinerancia sin avisar de que ha superado ese límite.
Solo después de muchos meses de contencioso, el cliente ha conseguido que Vodafone le dé la razón. De esto extraemos dos conclusiones: por una parte, se puede pelear contra las injusticias de las grandes empresas; y dos, con actuaciones como esta, la imagen de Vodafone queda manchada. Muy manchada.