Los que tenemos cierta edad guardamos un recuerdo entrañable del Círculo de Lectores. Cada mes, el comercial llamaba a la puerta de casa, entregaba un libro, lo cobraba, dejaba la nueva revista y tomaba nota de un pedido del catálogo anterior.
Cuentan que llegó a tener más de un millón y medio de socios, pero no supo adaptarse a los nuevos tiempos y, en 2019, dejó de operar, tras ser adquirido cinco años antes por Planeta.
Sin embargo, hoy abundan las denuncias contra vendedores que dicen ser del Círculo y que se presentan en domicilios particulares para tratar de endosar a los más despistados productos para el hogar, como aspiradoras, batidoras, robots de cocina y vaporetas.
Lo más preocupante es que estos agentes tienen datos de las familias a las que se dirigen, e intentan ganarse su confianza con la excusa de que en su antigua cuenta del Círculo de Lectores tienen un saldo a su favor que pueden descontarse de los productos que compren.
Algunos incautos que han picado, se han encontrado con que incluso han recibido artículos que no han pedido –al menos conscientemente– y que es casi imposible devolver. En los casos en que han devuelto los recibos, han sido incluidos en listados de impagos con una deuda a nombre de –agárrense– Editorial Planeta Grandes Publicaciones.
En fin. Ya sean impostores haciéndose pasar por comerciales a nombre de Planeta, o vendedores de la propia editorial con un modus operandi poco ético –o ambos casos–, si llaman a su puerta y dicen ser del Círculo de Lectores, no lo duden: no les abran.