Si compras habitualmente en Ikea, ten mucho cuidado. Hay veces en que la experiencia se convierte en un auténtico calvario.
Eso es lo que le ha pasado a una clienta de Barcelona. Se gastó una pasta en un sofá supuestamente modular para poder ampliarlo en unos meses, cuando tenía previsto cambiar de piso. Sin embargo, llegado el momento, le dijeron que no era posible.
Lo curioso es que, en varias llamadas al servicio de atención al cliente de Ikea, le dieron respuestas diferentes. En ocasiones, le dieron la razón. Otras veces, le dijeron que no había nada que hacer y que se tenía que aguantar.
Al final, y tras varios meses de disputa, la clienta se ha fastidiado y ha tenido que comprar otro sofá. Eso sí, probablemente, no volverá a Ikea.