SMS falsos que suplantan a la Agencia Tributaria; viajes gratuitos imitando la web de Iberia; llamadas fraudulentas que simulan ser agentes de Vodafone o Movistar; un tipo que dice ser un técnico de Microsoft te pide todo tipo de información personal; mensajes de tu banco que –cuando pinchas e introduces los datos– te vacían la cuenta corriente; cambiazos de productos vendidos en Vinted; adelantos para el alquiler online de pisos que se esfuman; cobros en Bizum que se convierten en pagos, y hasta entradas duplicadas de los partidos del Mundial.
En los últimos tiempos las estafas y los timos a través del teléfono y de internet parece que se han multiplicado. ¿Qué está pasando? Los expertos dicen que es normal. Que, como cada vez utilizamos más el e-commerce, este es el ámbito en el que se han centrado los delincuentes para engañarnos.
Pero algunas cifras asustan. Según un informe de Revolut, el 20% de las compras online realizadas el año pasado en España con motivo del Black Friday fueron fraudulentas. ¡Un 20%! ¡Una de cada cinco!
De hecho, hemos tenido que aprender nuevos términos. En nuestro lenguaje diario hemos añadido palabras como hackers, phishing, vishing y smishing.
Al final, no son más que variantes del clásico timo de la estampita de toda la vida, pero adaptado a nuestra era digital.
Lo que sí que parece claro es que estos fraudes han llegado para quedarse. Y no nos queda más remedio que extremar las precauciones y aprender a convivir con ellos, aprender a esquivarlos. Nosotros, desde Consumidor Global, los seguiremos denunciando.