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Arze, las zapatillas “veganas” que lleva Broncano: "Hay que ir más allá de la sostenibilidad"

Hablamos con el fundador de esta nueva marca española de ‘sneakers’ que no quiere “ser una más” sobre su filosofía y su identidad

Juan Manuel Del Olmo

Un joven con unas zapatillas Arze / ARZE

Cuando llegó la pandemia, algunos se lanzaron a hacer pan casero, otros mataron el tiempo con el bricolaje y hubo quienes explotaron los juegos de mesa. Álvaro Sancristóbal se puso a dibujar zapatillas. Es uno de los fundadores de Arze, una marca que fabrica sneakers veganas y sostenibles” en “la soleada España”. Sus modelos, en los que el color blanco es el protagonista, cuestan en torno a 110 euros y destilan un aire retro plenamente contemporáneo. Como si Veja se fuera de vacaciones dos semanas a la Costa Blanca, o como si las Air Force 1 se preocupasen por el medio ambiente y quisieran ser, de nuevo, originales. Sin dar la turra, sin estridencias, pero con paso firme.

–¿Cómo surge la idea de crear Arze?

–Surge en plena pandemia, aunque viene de muy atrás. Yo siempre he tenido la inquietud de crear mi propia empresa, de fundar una marca. Y en la pandemia aproveché ese momento de impasse para darle una vuelta a esa inquietud. ¿Por qué zapatillas? Porque era algo de producción española, que se fabrica aquí de manera local, a una horita de mi casa. Y el mundo sneaker siempre me había atraído mucho: habla de la persona, de su estilo… Es como un escaparate de la personalidad de la gente. Además, existía la opción de ligar la marca con un componente más social, cultural, pero desde un punto de vista que no es estrictamente de moda, sino que tiene que ver con generar un movimiento de buen rollo, más atemporal, distinto a lo que hay. Huir del fast fashion y dirigirse a la persona.

–¿Usted empezó como el único fundador?

–Al principio sí. Me lancé a ello y me pegué todos los golpes del mundo, fue una auténtica locura. Pero funcionó más o menos bien, y despertó el interés de un excompañero mío de Esade. Se enteró, lo vio, le gustó el tema y me propuso entrar. Nos faltaba una tercera pata, la de la parte de marca y comunicación, y fue cuando buscamos a Nuno, que viene de ese mundo. Fue entonces cuando refundamos Arze y la lanzamos en abril de 2022 tal y como se conoce ahora. Fue poco a poco. Un proceso bastante natural.

Unas sneakers de la marca / CEDIDA
 
 

–¿Qué son exactamente unas zapatillas veganas?

–Son zapatillas en las que no hay nada animal, todo es componente bio, reciclado... ¿Por qué vegano? En Arze tampoco es que estemos en contra de nada, simplemente creemos que puede ser más sostenible así. Siendo vegano, hay una parte de ese material, de imitación de piel, que viene del reciclado. Es como dar una segunda vida a elementos que ya se han fabricado, se aprovechan materiales y se les da una segunda vida.

–En cualquier caso, he visto que, si bien la sostenibilidad es un principio, Arze no quiere ser moralista ni muy pesado con ese tema, ¿no es así?

–Nosotros decimos que somos la primera marca de zapatillas sostenibles que no habla de sostenibilidad, sino de generar buen rollo y potenciar lo positivo, tanto de las personas como del medio ambiente. Para nosotros, la sostenibilidad es un punto más dentro de la propuesta de valor, pero lanzamos un mensaje mucho más global. Hoy en día la sostenibilidad parece un elemento súper diferenciador, pero para nosotros es simplemente nuestro ADN. Lo que nos diferencia es cómo nos expresamos, cómo llegamos al cliente y de qué manera buscamos el bien común.

–La página es muy llamativa, no parece la típica web de una marca de zapatillas. ¿Por qué apostasteis por una web así?

–Teníamos clarísimo que no queríamos una marca más de zapatillas, porque creemos que es un mercado saturado, pero en el que sí que hay hueco para propuestas como la nuestra: mensajes de impacto visual, de estilo, manteniendo una esencia sostenible pero con aspiración global y divertida. Queríamos huir un poco de los mensajes catastrofistas, dándole más colorido, con algo que fuera muy vibrante. Hoy en día pienso que estamos en un punto de concienciación en el que las marcas ya han cumplido con su parte de responsabilidad. Estamos en una fase 2.0, en la que la sostenibilidad se entiende, está ahí, pero hay que ir mucho más allá de eso.

Otro modelo de la firma / CEDIDA

–¿Cuál es el perfil del cliente de Arze? ¿Es muy joven, de la generación Z?

– Nuestra idea era comunicar de una manera Z, pero sin ser Z puro. Muy abierto a millennials. De hecho, el perfil varía un poco, pero se nota mucho el poder adquisitivo: aquí en España, igual 110 euros cuestan un poco más de gastar y es un millennial el que se lo puede permitir. No porque el Z no se gaste eso en una marca, sino porque lo hace con las marcas que ya conoce. En las nuevas es menos propenso. Con todo eso, quizá a nivel nacional el rango de edad puede estar sobre los 30 años, de los veintitantos a treinta y tantos. A nivel europeo y de Estados Unidos (que hoy en día diría que es nuestro segundo mercado) está más mezclado.

–¿Cuántas zapatillas de Arze se venden cada mes?

–Estamos en un punto en el que toda la venta es online, aunque tenemos ya varios contratos para distribución a nivel europeo. Todo lo que habíamos hecho había sido de manera orgánica y ahora estamos a través de agencia, con una estrategia mucho más sólida con la que queremos que la parte de revenue vaya acorde. En cuanto al objetivo, estábamos en torno a los 150 pares a nivel digital, pero empezamos con la parte más estratégica en diciembre. Esperamos multiplicar por varias cifras estas ventas en un plazo relativamente corto.

–Dígame alguien que le hiciese especial ilusión ver con unas zapatillas Arze puestas.

–Había alguien que me hacía especial ilusión, y nos surgió de manera espontánea. Era Broncano. Yo siempre he seguido mucho La Resistencia, y fueron ellos los que nos llamaron. Nos dijo que le había flipado la marca y que les gustaría llevarlas. De hecho, estrenamos la última temporada con Broncano y con todo el equipo, que también las lleva. Para nosotros fue un puntazo. A nivel personal, supongo que una Rosalía, aunque parece que es lo más fácil de decir porque está muy en boga. También C. Tangana. Los dos. No te diría Shakira y Piqué, porque sería demasiado, pero ver a Rosalía y a Tangana juntos de nuevo con este nexo de unión sería la hostia.

Los fundadores de ARZE en 'La Resistencia' / CEDIDA

–¿Cómo ha sido capear los vaivenes económicos de 2022 para una marca tan joven, que además lo hace en un sitio como Elche, que fue meca del calzado español?

–Veníamos de cero, con lo cual, cualquier cosa era sumar. Entiendo que cuando tienes una estructura y unos gastos fijos cuesta un poco más, pero en nuestro caso veníamos sin mochila, muy frescos y con mucho empuje. Tampoco hemos conocido otras épocas. Yo sé que cuesta mucho vender online, pero tampoco he vivido épocas en las que se vendiese una locura. En cuanto a Elche, tengo la sensación de que está remontando. Cada vez más gente vuelve a la fabricación local, dejando Asia por sus diferentes impactos, y nosotros tenemos la suerte de contar con proveedores de confianza y estamos contentos.

–¿Cómo se hace el diseño de una zapatilla?

–Yo no tenía ni idea de diseñar una zapatilla, y lo empecé a hacer todo sin conocimientos. Fue con dibujos: papel y lápiz, tomando alguna referencia de lo que me gustaba y algún detalle, pero dibujando y calcando siluetas. Lo que pasa es que no es fácil llevar a lo físico, al 3D, lo que dibujas en papel. Tienes que tener la suela, montar la horma, luego vestirla con las diferentes estructuras… Ahora, obviamente, no soy un experto, pero controlo bastante. Parece más sencillo de lo que realmente es.