Rodeada por la imponente arquitectura de la plaza Römerberg, la atmósfera se llena de destellos de luces, aromas y un murmullo alegre. El mercado navideño de Frankfurt, uno de los más antiguos de Alemania con orígenes que se remontan a 1393, no solo conmemora la Navidad, sino que también rinde homenaje a la historia y cultura de la ciudad. Este mercado incluso supera en antigüedad al famoso Striezelmarkt de Dresde, que data de 1434.
Con la punta de la nariz entumecida por el frío, me adentro en este vibrante mosaico de tradición y festividad.
El imprescindible Glühwein
Nada más llegar, mi primera parada fue un puesto que ofrecía el célebre Glühwein, el “vino ardiente” especiado que los alemanes consumen desde hace siglos durante el Adviento y la Navidad.
Por 6,50 euros, la bebida se sirve en una taza decorativa que puedes devolver para recuperar 2 euros. Decidí conservar la mía como recuerdo. El resto de bebidas, en general, oscilaban entre 4,60 y 7,50 euros, según el tipo y el tamaño.
Un recorrido por los puestos
A medida que me adentraba en el mercado, descubrí una interminable variedad de puestos que ofrecían desde delicadas piezas de vidrio soplado hasta decoraciones de madera tallada, ideales para el árbol de Navidad.
También abundaban los dulces típicos de la región, como los Bethmännchen, pequeñas galletas de mazapán adornadas con almendras, y los Brenten, decorados con intrincados patrones que recuerdan su historia romántica.
La variedad y la diversidad del mercado
Entre las opciones internacionales, me sorprendió encontrar un puesto de comida argentina que ofrecía jugosos churrascos por 10 euros y choripanes por 6 euros, un toque latino que añadía diversidad a la experiencia.
También había un rincón dedicado a la comida italiana, donde las pizzas al horno llenaban el aire con su aroma familiar, junto con una selección de embutidos y quesos que parecían salidos de un festín medieval.
El recorrido va más allá
Este mercadillo navideño no es solo un lugar para comprar regalos o comer bien; es un espacio que narra siglos de tradición. Desde su origen como un evento local con representaciones teatrales en Römerberg, hasta convertirse en una atracción internacional, este mercado ha sabido preservar su esencia.
Este mercado, además, no se limita a la plaza Römerberg. Un paseo hacia Paulsplatz, la plaza Hauptwache o la orilla del río Meno en la calle Mainkai revela una extensión llena de puestos adicionales. En estas áreas también es común encontrar más comida tradicional, como las famosas salchichas alemanas, y artesanías hechas a mano.
El espíritu navideño
Al final de la tarde, con el cielo ya oscuro y las luces brillando en todo su esplendor, me encontré de nuevo en Römerberg, contemplando el gran árbol navideño que domina la plaza. Con mi taza de Glühwein vacía pero aún en la mano, sentí que este mercadillo es mucho más que un lugar; es una experiencia que captura el espíritu navideño en su máxima expresión.
El puente de diciembre es el momento perfecto para visitarlo. No solo permite disfrutar del ambiente navideño en todo su esplendor, sino también descubrir la ciudad en una de sus mejores épocas. Frankfurt, con su combinación de historia, modernidad y tradición, se convierte en un destino que merece estar en la lista de cualquier viajero en estas fechas.