Setecientos veintiocho es el número de selfies que se hacen los españoles, de media, cada año. Y hay que reconocerlo: la inmensa mayoría dan miedo. Porque muchos carecemos de los conocimientos más básicos para autorretratarnos con un mínimo de gracia. Pero, contradiciendo a la cantante Alaska, nuestro error sí tiene solución. Basta con apuntarse a alguno de los talleres de selfies eróticos que se imparten en España.
¿Quieres descubrir tu lado más sexy? Para conseguirlo no hace falta jugarse la vida --cada semana muere una persona en el mundo haciéndose un selfie, según un estudio de la Fundación iO--, sólo se necesitan ganas de conocerse mejor, sacudirse las vergüenzas, aprender todas las técnicas, que tampoco son tantas, y ponerlo en práctica para dejar a tu pareja, a tu amante, a tu rollete o a quien tú quieras, con la boca abierta.
Los talleres de 'selfies' eróticos
Vale, este tipo de cursos no son habituales. De hecho, sólo los imparte una persona en España: Sandra Torralba, una fotógrafa que puede presumir de tener su serie fotográfica Estranged Sex expuesta en la colección permanente del Museo del Sexo en Nueva York. ¿Dónde? En las tiendas Amantis de Madrid (29 de octubre, 12 horas) y Valencia (2 de diciembre). El de Barcelona se hizo a primeros de mes. ¿Son caros? Según cómo se mire, 25 euros es lo que cuesta un cine para dos con palomitas.
“Con un selfie puedes conseguir un montón de cosas”, expone Torralba. Desde sentirte mejor, en tu piel, hasta mirarte bonito y descubrir aspectos de tu cuerpo y de tu personalidad que desconocías. “El selfie es una puerta privilegiada a la autoexploración y al empoderamiento que todos podemos cruzar, porque todos tenemos móvil y no es tan complejo como se cree”, añade la fotógrafa.
Teoría erótica
¿En qué diablos consiste un taller de selfies eróticos? ¿Qué enseñan? ¿Cómo se consigue una fotografía capaz de despertar los instintos más básicos? “Enseñamos las claves de la narrativa erótica y técnica fotográfica para jugar con los recursos que tienes a tu alcance y captar toda la atención del observador de esa imagen”, explica Torralba. Como es lógico, lograr esto requiere tiempo y saber mirarse.
En el curso, Sandra habla de iluminación, la composición de la imagen --encuadre, plano y ángulo--, el escenario, el atrezzo… “Si juegas con estos factores, es probable que tus fotografías sean originales, interesantes y sugerentes”, apunta la responsable de prensa de Amantis, Rebeca Rodríguez. También muestran infinidad de selfies a modo de ejemplo para despertar la inspiración y otras cosas. Según destaca Torralba, “el objetivo principal es que la gente pierda el miedo y se anime a currarse la ropa, a quitar esa botella que resta erotismo a la escena, a ponerle cariño a la imagen y probar cosas nuevas”.
Parte práctica
“Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia. Lo que importa es lo que se hace con ellas”, escribió Jorge Luis Borges. Y los selfies eróticos, aunque al principio cueste, no son una excepción. “Llevo luces y espejos para que practiquemos in situ”, explica Torralba.
“Yo quiero hacerme una foto del culo como las que te haces tú, me dicen a veces. Les enseño el plano, les enseño la pose y siempre salen del taller con un selfie molón y un montón de pistas para seguir explorando”, apunta la fotógrafa, quien asegura que estos talleres son tan originales como divertidos y que afectan de manera positiva a la autoestima y a las relaciones de los asistentes.
¿Quién se apunta?
Estos talleres, como el erotismo y la fotografía, no hacen diferencias de sexo ni de género. Ni, por supuesto, de orientación sexual. Todos somos seres sexuales, por ello, “cualquiera que quiera mejorar la sensualidad de sus selfies es bienvenido”, apunta Torralba. Pero, aunque también asisten muchos hombres, lo cierto es que acuden más mujeres.
El cuerpo de la mujer se ha erotizado de una forma tan amplia que se ha dejado de lado el cuerpo del hombre. “Pero lo de que las chicas salen mejor y son más sexis es un prejuicio. Hay vida más allá del pene, y el erotismo masculino no se reduce a él”, matiza la fotógrafa. Según ella, también han acudido a sus talleres parejas de más de 70 años, algo que “es maravilloso”, porque hay que estimular el erotismo hasta el último suspiro.