0 opiniones
Rosa y Alfredo, el matrimonio que ha logrado que la gente vuelva a su pueblo “de cuento”
As Veigas era una aldea fantasma situada en Asturias muy cerca de Galicia que ahora es un centro de turismo rural que atrae a visitantes cada año
Alfredo nació en la casa de Pinos en la pequeña aldea asturiana As Veigas, pero pronto abandonó su querido pueblo para instalarse en El Bierzo, en León. Allí creció y conoció a quien es su mujer, Rosa. Ambos fueron profesores hasta su jubilación. Mientras, su origen natal iba sumiéndose en un completo abandono. El matrimonió, pese en la distancia, no toleró el destino del lugar y con el cambio de siglo en el año 2000 trabajaron juntos en una motivación: rehabilitar la pequeña aldea que le dio la vida a Alfredo. Así, la historia de su vida vuelve a su comienzo para conseguir un bonito final.
As Veigas se encuentra en el concejo de Somiedo, justo en el valle de Saliencia, aproximadamente a ocho kilómetros de la villa de Taramundi. El pueblo está enclavado en medio de un bosque, al lado del río Turia. “Ahora se considera un Centro de Turismo Rural y llevamos trabajando 23 años para lograr que la gente venga a disfrutar de sus encantos”, cuenta Rosa a Consumidor Global. “Cada año llegan más visitantes, pero ha sido una transición que ha ido poco a poco”, añade.
Qué hay en As Veigas
“Hemos ido poco a poco y ahora ya nos conoce la gente. Tenemos mucha más clientela, gente que repite todos los años, que vuelve a las casas, que vuelve al restaurante. Muchos se han convertido en buenos amigos”, relata la mujer de Alfredo que informa de que en el pueblo tienen tres casas restauradas para poder dar cobijo a los forasteros, eso sí, "mínimo dos noches": Casa Cortes das Cabras (33 euros persona/noche), Casa del Cura (25 euros persona/noche) y, cómo no, la Casa de Pinos (27 euros persona/noche). Sí, la de nuestro protagonista. Las paredes de las casas de As Veigas son de piedra y sus puertas y ventanas de madera. También es posible apreciar antiguos hórreos centenarios, tanto de estilo gallego como asturiano.
La aldea se sitúa en medio de la Reserva de la Biosfera de Oscos, Eo y Terras de Burón, declarada así en el año 2007 y cuya extensión llega hasta Galicia. En la entrada del pueblo hay un pequeño puente con un cartel que indica: “El puente aguanta”, dando a entender que hay que seguir por ahí para acceder a la aldea. Una vez dentro, hay un parking donde es posible aparcar el coche y recorrer el pueblo a pie, lo que no lleva más de diez minutos. En el pueblo también hay un mesón tradicional, con platos que rondan los 10 euros e ideal para tomar sidra, que curiosamente se enfría en el río.
Un pueblo de cuento
“Pasaron años hasta que la gente nos fue conociendo poco a poco y todos los que visitan As Veigas nos dicen que es un pueblo de cuento y que merece la pena conocerlo. El lugar ahora está muy cuidado y bonito”, expone a este medio Rosa. “Vienen familias, parejas, grupos de jóvenes. Sobre todo familias con niños porque hay muchos sitios para los más pequeños. Suelen estar entre tres y 15 días, pero nadie vive definitivamente aquí. Solo vienen de vacaciones”, afirma.
Aparte de Rosa y Alfredo, hay un señor jubilado que vive “de toda la vida” en la pequeña aldea. Los demás solo están de paso. Eso sí, en el pueblo hay lugar para todos y para todo menos para el hastío. “Entre las actividades que se puede hacer en As Veigas está el senderismo --ya que estamos en medio de la Ruta del Agua--, se puede visitar el Mesón-Museo tradicional y la taberna donde degustar comida casera tradicional, el Museo de los Molinos de Mazonovo, la cuchillería en Taramundi, etc.”, enumera la casi interminable lista de regocijos.
“Tampoco quiero masificaciones”
La mejor época para conocer el pueblo “de cuento” es, según sus anfitriones, durante la primavera. “Desaconsejo venir en verano porque hay muchísima gente, sobre todo, que es cuando la mayoría tiene vacaciones”, comenta Rosa a Consumidor Global. “No obstante, este septiembre ha venido mucha gente. No hay datos de cuántas personas visitan el pueblo al año, porque no las cuento ni lo llevo en una lista”, añade.
“Yo tampoco quiero saturaciones. Quiero gente para sobrevivir, pero tampoco quiero masificaciones. Se vive del turismo que llega, lógicamente, pero quiero lo necesario para mantener el pueblo”, apunta nuestra protagonista. Para llegar, la ruta es fácil. “El trayecto en coche hasta As Veigas desde Oviedo es de dos horas y 10 minutos por la carretera A-8. Desde Lugo, el itinerario es de una hora y 15 minutos por la carretera N-640. Es una ruta sencilla para llegar, no tiene problema alguno”, concluye Rosa.
Desbloquear para comentar