Subes al AVE en Barcelona, colocas tu maleta en la zona de equipajes, ocupas tu asiento y cuando llegas a Madrid te das cuenta que te la han robado.
Esto ocurre con más frecuencia de la que creemos. Y, encima, cuando reclamas al personal de Renfe, lo único que te proponen es que vayas a la oficina de objetos perdidos o pongas una denuncia en la policía.
Sobre esta cuestión, Renfe alega que cumple con sus obligaciones y apela a las condiciones generales. Y es cierto. La compañía deja bien claro que los pasajeros deben custodiar sus equipajes en todo momento. Pero eso es imposible.
Según ese criterio, cada vez que el tren hiciera una parada, todos los viajeros con maletas en la zona de equipajes fuera de su visibilidad deberían levantarse de sus asientos y acudir a esas zonas para asegurarse de que nadie se lleva sus maletas. Es ridículo. Eso sería un caos total.
¿No se podría habilitar otro procedimiento con más garantías o incluir un seguro de equipaje en el precio del billete? Lo que está claro es que esta cuestión no está bien resuelta por parte de Renfe, que deja tirados a los pasajeros a los que les roban las maletas.