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Restaurantes con menús para perros: ¿conciencia animal o pijería grotesca?
Algunos establecimientos ofrecen una carta de comida para mascotas, con el objetivo de que el animal coma a la vez que su dueño
En el ensanche barcelonés, en la esquina de Diputación con Roger de Llúria, hay un restaurante llamado Simsim. Está especializado en cocina oriental, pero también es apto para disfrutar de un buen vermut. Está decorado con unas lámparas de madera, enormes, que cuelgan del techo y se esparcen por toda la sala como si fueran soles. El bar es acogedor, como tantos otros, sin embargo, lo que hace de este diminuto establecimiento un lugar único y especial es lo que se puede leer en la pizarra a pie de calle: “Menú para perros”.
“La idea es que pueda comer tanto la persona como el perro”, explica Mario Ruiz, el propietario del establecimiento. Este particular menú cuesta 4,50 euros y es uno de los pocos locales que cuenta con este servicio en la ciudad. ¿Estamos ante un cambio de paradigma en la hostelería o no es más que un disparate más?
“Donde tú comes, yo como”
“La gente lo agradece, ha sido también una forma de captar nuevos clientes”, explica Ruiz, quien empezó con este menú por vocación y no para hacer caja. “Tengo dos perros y en el momento que abrí este bar pensé que había que dar alternativas”, señala. Compra los platos en una tienda especializada por 4 euros y les cobra a sus clientes 4,50 euros por ración. “No, no me haré rico con esto”, bromea.
Simsim no es el único establecimiento que ofrece este servicio en España. En Torrejón de Ardoz (Madrid) está El Secreto del Soto, otro bar que bajo el eslogan “donde tú vas, yo voy; donde tú comes, yo como” también ofrece esta posibilidad. ¿Su objetivo? Integrar a las mascotas en el ocio y la gastronomía y, en definitiva, normalizar su presencia en espacios públicos. Por 3,30 euros, los canes pueden elegir entre diversos sabores, hechos a base de productos naturales: pechuga de pollo, hígado y verduras, pescado de mar con alga Kelp, y filete de atún con sardinas.
¿Es realmente necesario?
Gemma Coloma, educadora canina y cofundadora de Boncan, agradece este tipo de alternativas, sin embargo, considera que “no son necesarias”. Para ella, esta opción puede generar en la mascota una cierta incomodidad, porque “a los perros no les gusta comer rodeados de otros animales que no conocen”.
Aun así, Coloma valora positivamente este tipo de alternativas. “Es una forma de potenciar que los animales estén aceptados en más espacios”. A su juicio, que un perro pueda comer en un restaurante como un comensal humano “puede ser un buen recurso de manera esporádica, como cuando estás de viaje, pero no como un consumo habitual”.
Entrada limitada
Existe la falsa creencia de que los perros no pueden entrar en un bar porque la ley se lo impide. Pero no es así. “Hay que consultar la ordenanza de cada localidad, porque varía dependiendo del municipio”, explican desde Bark and Talk, una tienda de animales y también centro de educación canina. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, “está vetado en las tiendas de alimentación o lugares donde se manipulan o almacenan alimentos. Es decir, supermercados o carnicerías y pescaderías”, señalan desde Bark and Talk.
En Barcelona, en cambio, la ordenanza municipal dictamina que "las personas propietarias de establecimientos recreativos y de restauración podrán, según su criterio, prohibir la entrada y la permanencia de animales domésticos, excepto los perros lazarillos y los de seguridad”. Además, esta normativa también obliga a que los perros “vayan atados y que en el interior de un local lleven puesto un bozal”. Asimismo, Coloma considera que “aquí en España estamos muy atrasados con la aceptación de animales dentro de locales interiores”, un aspecto que, sin lugar a dudas, “influye en el comportamiento de los canes, ya que al estar menos acostumbrados a vivir en sociedad, no saben convivir en espacios públicos”, concluye.
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