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El 'escape room' donde tienes 60 minutos para desactivar una bomba en un refugio de la Guerra Civil
Algunos ayuntamientos españoles rehabilitan estas construcciones subterráneas para recuperar la memoria histórica a través de juegos
En España hay miles de calles que nadie ha visto, pero por las que todos hemos pasado por encima. Son vías tan sombrías que jamás les ha tocado la luz del sol. Kilómetros y kilómetros de angostos pasillos y galerías que parecen no tener fin. Sus puertas de entrada son secretas y se esconden en cualquier parte: en un aparcamiento, en un quiosco, bajo un manto de hojas y una trampilla, en lo que parece una alcantarilla de una céntrica calle, o en el suelo de una bodega entre botas de vino.
Son los refugios de la Guerra Civil, espacios históricos que, poco a poco, se abren al público y hasta se convierten en escape rooms.
El olvido
“No hay registros fiables”, expone a Consumidor Global el director del Grado de Historia de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), Jaume Claret, en referencia al número de refugios que se construyeron en nuestro país para protegerse de las bombas. Hay unos cuantos que ni se sabe dónde están porque no estaban marcadas las entradas y no existen planos, añade este experto.
La mayoría de refugios han vuelto a su función de subterráneo; otros se han deshecho con la construcción de nuevos edificios; y unos pocos son accesibles a los ciudadanos. En Cataluña se han documentado más de 2.000 -1.322 en Barcelona-.
Un ‘escape room’ en un refugio antiaéreo
Sesenta minutos es el tiempo que tienen los concursantes para desactivar una bomba de la Guerra Civil española escondida en una de las galerías del antiguo refugio antiaéreo de Valls (Tarragona). Sesenta minutos para superar seis pruebas, resolver seis enigmas relacionados con el espacio y conseguir la contraseña que permite desactivar el explosivo y ver de nuevo la luz.
Un juego que sirve para “dar a conocer el refugio a mucha gente que no sabía ni que existía”, expone a Consumidor Global el técnico de la Oficina de Turismo de Valls, Txema Nosas, sobre este histórico lugar construido en 1938, cuando la derrota republicana era inminente, al que se accede a través de la antigua bodega de Ca Segarra, junto a la plaza del Blat.
Una iniciativa que necesita mejoras
Tras recorrer sus búnkeres, que están en buen estado de conservación porque apenas se utilizaron ni recibieron bombardeos importantes, “la gente se queda muy sorprendida”, asegura Nosas, quien explica que justo ahora se ha de hacer una pequeña intervención en el refugio para rebajar el nivel de la tierra, colocar algunas pasarelas y abrir más galerías, por lo que el espacio permanecerá cerrado unas semanas.
El escape room se programó para principios de verano de 2021, pero no se pudo hacer debido al Covid. Se volvió a organizar de cara a diciembre y Navidad, “y ha sido un éxito total”, añade Nosas, quien asegura que la idea es “volver a abrir al público a finales de marzo”. La actividad se suele realizar los viernes y sábados a partir de las 18:00 horas, permite la entrada de tres grupos de cinco personas cada hora, y tiene un precio de 5 euros por cabeza. Así que, por ahora, los ciudadanos que quieran visitar un refugio antiaéreo tendrán que decantarse por otras alternativas.
El refugio de El Retiro
Nunca llegó a utilizarse. Durante la posguerra, debido a su poca luz y a su clima húmedo, sirvió para cultivar champiñones. Desde hace años, los jardineros del Parque de El Retiro de Madrid eran los únicos que sabían de su existencia. Y ahora, en 2022, este refugio antiaéreo de profundidad variable y un aforo de 275 personas que se encuentra bajo los campos de estos concurridos jardines se abrirá al público.
“Seguro que al principio tiene mucho éxito, pero habrá que ver cómo se promociona”, apunta el historiador Claret. Desde la Dirección General de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid aseguran a este medio que se están llevando a cabo los trabajos necesarios para que el refugio de El Retiro se pueda abrir al público cuanto antes, aunque no concretan fecha alguna. La visita se incluirá en el programa Pasea Madrid junto a la del búnker de la Guerra Civil que se encuentra en el parque de El Capricho (Paseo Alameda de Osuna, 25), donde se han rodado películas como El gran amor del conde Drácula. Ambos accesos serán gratuitos.
Una escuela bajo tierra
Hay una recuperación de patrimonio “porque se revaloriza con el tiempo. Además, los refugios muestran un tipo de arquitectura civil que tiene que ver con la defensa pasiva y es relevante y tiene interés”, apunta Claret, quien explica que los refugios abiertos recientemente al público en Almería, Castellón, Alicante o Valencia, por ejemplo, “han tenido un éxito de visitas considerable”.
En concreto, los más relevantes de los más de 200 refugios que se construyeron en la capital valenciana --y entre noviembre de 1936 y octubre de 1937 también capital de España-- son el de la calle Serranos, el de Bombas Gens, el de Espada con Tetuán, el de Massarrojos y el que se encuentra en el subsuelo del patio del Ayuntamiento, un refugio con capacidad para 700 niños que consta de cinco naves en las que todavía se conservan los bancos de obra en los que los alumnos de las escuelas cercanas esperaban sentados a que cesasen los bombardeos y pasase el peligro. Se puede visitar de forma gratuita de martes a domingo.
La ciudad de los refugios
Tal y como adelantó Metrópoli Abierta, el Ayuntamiento de Barcelona presentó en marzo de 2021 La ciudad de los refugios. Catálogo de refugios antiaéreos de Barcelona, una página web en la que se pueden consultar cuáles son y dónde están ubicados los 1.322 búnkeres construidos durante la Guerra Civil.
También “han aparecido algunos que no estaban en la famosa lista”, asegura Josep Maria Contel, presidente del Taller de Història de Gràcia y responsable de las visitas al refugio que se encuentra bajo la plaza del Diamante, que tienen un coste de 3 euros y se llevan a cabo los domingos a las 11:00 horas. Entre semana hacen visitas para escuelas y grupos cerrados, y para visitarlo el fin de semana “no hay mucha lista de espera. El que quiera puede venir este domingo”, apunta Contel. El Refugio 307, ubicado en la calle Nou de la Rambla, es el otro búnker barcelonés que se puede visitar --la entrada cuesta 5 euros-- mientras uno se pregunta: ¿qué pasaba cuando tenías que abandonar tu casa?, ¿qué alarma sonaba?, ¿cómo se sufría un bombardeo?
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