Es el año 1882 en el pueblo valenciano de Aielo de Malferit. Tres amigos, Enric Ortiz Garrigós, Ricard Sanz y Bautista Aparici Belda, deciden abrir La Botellería. La idea alcanza su prestigio entre los aieloneres después de la invención y lanzamiento de una nueva bebida compuesta por nuez de cola y hojas de coca de Perú. En la etiqueta se puede leer “Jarabe de la Fábrica de Licores de Aielo”, aunque es bautizada como Kola-Coca.
El sabor cautiva y tres años después, Belda viaja a Filadelfia (Estados Unidos) para presentar su Jarabe Superior de Kola-Coca en un certamen de bebidas. El calendario se arranca y en 1886, en plena ebullición por las leyes secas norteamericanas (a finales de 1985 se aprueba la prohibición del alcohol en Atlanta), el farmacéutico John Stith Pemberton saca al mercado su Wine Coca que luego llamaría Coca-Cola, como una alternativa a las bebidas alcohólicas.
Las similitudes de ambas bebidas
Se avanza en el tiempo, en La Botillería sigue la rutina diaria y apenas se quiere hablar ya de la Coca-Cola y sus orígenes valencianos. Lo suyo son los licores especiales. Años más tarde, en 1952, la marca norteamericana aterriza en España donde se encuentra con una bebida de nombre y sabor parecido. Los representantes de la compañía Coca-Cola visitan la pequeña localidad de Valencia y compran la patente del nombre Kola-Coca para poder empezar a comercializar en el país. Según leyendas del pueblo, Aielo de Malferit vende la marca “por cuatro duros”.
Es 1971 y la empresa valencia la adquiere Juan Juan Micó --todavía actual propietario de legendaria firma ahora bajo el nombre de Destilerías Ayelo--. La historia del origen de la Coca-Cola circula por Aielo de Malferit vagamente entre las sillas colocadas al fresco, sin mayor consideración. Hasta 2011, cuando se celebran los 125 años del aniversario de Coca-Cola. Se rescata el relato y sorprenden con la similitud con la antigua Kola-Coca. Investigan ingredientes, remueven las fechas y analizan las coincidencias. La única diferencia entre la bebida valenciana y la estadounidense era un ingrediente: el agua fresca. El resto, eran hojas de coca, nuez de cola y agua de soda.
El pueblo reivindica el origen
Lucía Mompó, una tarde de verano de 2018, está en Aielo de Malferit contando historias de sus antepasados con su madre. “Salió una de las más debatidas entre las calles de la localidad: el origen de la fórmula del refresco de cola. Entre risas, imaginación y el fresquito del final de un largo día de verano, nació esta idea. Y, ¿por qué no darle nombre?”, explica la joven.
En un proyecto durante sus estudios de Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Escuela de empresa, negocios y management (EDEM) de Valencia crea la Malferida, una bebida para homenajear esta historia. La idea da lugar a un negocio que hoy forma parte del proyecto Lanzadera, la aceleradora de empresas de Juan Roig, propietario de Mercadona.
¿Qué es la Malferida?
“La Malferida es la alternativa a los refrescos de siempre que han monopolizado el mercado. Sin azúcar, con ingredientes naturales y que contribuye al comercio local. Nace de una historia en un pueblecito de Valencia, pero se impulsa por reivindicar la necesidad de más productos saludables, locales y de calidad”, apunta la creadora del refresco que se distribuye en decenas de establecimientos de la ciudad y provincia de Valencia. Se presenta como “el refresco sin secretos”, y actualmente se vende por un precio de entre 1,50 y 2,10 euros la botella.
Mientras, el edificio y las instalaciones de Destilerías Ayelo, conservadas como antaño, “constituyen una joya patrimonial y un verdadero museo de arqueología industrial” en una localidad que defiende ahora con orgullo que en un rincón de la provincia de Valencia se encuentra el verdadero origen de la fórmula de la Coca-Cola.