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El precioso palacio andaluz donde Sinatra pasó una noche detenido: “No volveré a este maldito país”
A punto de cumplir 200 años, este icónico edificio malagueño fue fábrica de tabaco, Hacienda Pública y comisaría, y ahora alberga el quinto museo más grande de España
La Voz aterrizó en el aeropuerto de Málaga a mediados de septiembre de 1964. Descendió de un avión privado rodeado de guardaespaldas, seguramente sosteniendo un Camel entre los labios, y se trasladó al Hotel Pez Espada de Torremolinos, el que sería su alojamiento durante el rodaje de El coronel Von Ryan. Lo que todavía no podía imaginar Frank Sinatra es que también pasaría una noche detenido en un precioso edificio andaluz, el Palacio de la Aduana, que por aquel entonces hacía las veces de comisaría.
“Sinatra era ególatra, de trato difícil, menos para los camareros, a los que marcaba el paso dándoles 100 pesetas de propina”, recuerda el director artístico y ganador del Oscar Gil Parrondo en el libro Sinatra: Nunca volveré a ese maldito país (Fundación José Manuel Lara), del periodista Francisco Reyero, que repasa las visitas del cantante italoamericano a España, incluido el sonado incidente, con detención incluida, que protagonizó en Málaga.
El incidente de Sinatra en Torremolinos
Tras el primer día de rodaje en el paraje natural de El Chorro, La Voz pidió un Jack Daniel’s en el bar del Pez Espada y salió a la terraza. Allí, con el Mediterráneo como telón de fondo, una actriz cubana abordó a la estrella. Casi a la par, el fotógrafo del diario Pueblo sacaba su cámara, apuntaba a la pareja y capturaba el momento.
Tras el disparo, empezaron a volar vasos de whisky y puñetazos entre el autor de Strangers in the night, sus guardaespaldas, el reportero y la chica. Un altercado que acabaría con denuncia del periodista contra Sinatra.
“La Voz acaba en la comisaría de Málaga”
La policía de Torremolinos acudió al día siguiente a tomar declaración al actor, pero La Voz se negó a hablar y se refugió en su habitación de hotel. Uno puede imaginárselo con un albornoz blanco, un Jack Daniel’s y dos latas de sopa Campbell. Y no sólo eso, Sinatra exigió hablar con el embajador americano y comparó a la policía española con la “Gestapo” por tratarle como a un “criminal”.
Así las cosas, el director de producción de El Coronel Von Ryan, el jienense Eduardo García Maroto, medió con los agentes para evitar que el escándalo llegase a mayores, y Sinatra pudo rodar la escena cumbre del filme, en la que guía a los presos de un campo de concentración nazi para que huyan a Suiza a través del Caminito del Rey (Málaga). Sin embargo, la policía volvió a visitar al actor dos días después, y esta vez sí se lo llevaron detenido. “Sinatra, detenido” o “La Voz acaba en la comisaría de Málaga” son algunos de los titulares que abrieron las portadas de la prensa española e internacional a finales de aquel septiembre de 1964.
El Palacio de la Aduana
En aquellos años, el precioso Palacio de la Aduana funcionaba como una de las principales comisarías de Málaga, y Sinatra pernoctó en una de sus estancias, o mejor dicho, en uno de los calabozos del semisótano. El incidente con el reportero y la actriz quedó en agua de borrajas, pues parece que el cantante y actor fue víctima de una encerrona, pero no se libró de pagar una multa de 25.000 pesetas por desacato a la autoridad.
Del Palacio de la Aduana fue trasladado al aeropuerto de Málaga para emprender el viaje de vuelta, con escala en París, a su querido New York, New York. No sin antes jurar y perjurar que “nunca volveré a este maldito país”. Una promesa incumplida, pues La Voz regresó a España en 1986 para ofrecer un concierto en el Santiago Bernabéu, donde cantó, lógicamente, My way.
Pasado y presente
Situado a escasos metros del lugar donde nació Pablo Picasso y de la Catedral, el Palacio de la Aduana se inauguró en 1829 como Real Fábrica de Tabaco, aunque en un inicio había sido concebido para atender el tráfico del puerto malagueño. En 1839 fue destinado a dependencias de la Hacienda Pública, y, unos años más tarde, se convirtió en la Diputación Provincial y Subdelegación del Gobierno en la provincia. En 1862, la Reina Castiza Isabel II pernoctó allí durante su visita a la ciudad, y en 1877, el rey Alfonso XII hizo lo propio. Durante la dictadura franquista pasó a ser la sede del Gobierno Civil, y su semisótano, los calabozos de la comisaría.
Desde 2006, alberga el Museo de Málaga, el quinto más grande de España, que cuenta con un fondo arqueológico de más de 15.000 referencias y numerosas obras pictóricas contemporáneas. También organiza todo tipo de actividades culturales, y las entradas tienen un precio simbólico de 1,5 euros.
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