Con el paso del tiempo, la perseverancia de las olas ha dibujado unos sorprendentes cráteres en las rocas que hacen que parezca un paisaje lunar, pero es un rincón del sur de la isla de Menorca.
No aparece en las guías turísticas. Tampoco figura en las listas de las calas más bonitas de la isla. El coche de Google Maps nunca ha estado allí. De hecho, es un enclave tan poco conocido que, fuera de la temporada alta, rara vez te cruzas con algún autóctono y es fácil sentirse como Neil Amstrong cuando puso un pie sobre nuestro satélite
Un paisaje lunar
Tras dejar el coche en la estrecha cala de San Esteban y tomar el sendero que recorre el litoral (en la orilla derecha de la cala), el visitante puede apreciar unas paredes de roca que todavía conservan las hendiduras de las balas de cañón de las conquistas y reconquistas que padecieron los menorquines a manos de ingleses y franceses.
A los pocos metros, hay unas antiguas salinas en desuso, un par de cuevas y la Torre d’en Penjat, una atalaya construida en 1789 por los ingleses para complementar al vecino Fuerte de Marlborough y proteger la entrada al puerto de Mahón. Hasta hace poco, permanecía abierta y se podía acceder a su interior y subir a la terraza, pero, en la actualidad, permanece cerrada y no se puede visitar. Pasada la torre empieza un paisaje de rocas erosionadas que recuerda más a las icónicas imágenes televisivas de la Luna que a la Tierra.
Una luz celestial
Este rincón del litoral menorquín, a causa de los infinitos impactos de las olas y el viento sobre las rocas, presenta formas de todo tipo: desde piscinas cóncavas perfectas hasta monolitos y perforaciones, a modo de ventanas, en las viejas piedras. Por su parte, el color de la superficie mezcla tonos grises, azulados y rojizos.
Las increíbles formas de las rocas y su ubicación en el punto más oriental de Menorca y de España, que aporta una maravillosa panorámica sobre el mar, otorgan a este lugar una magia especial. Algunos amantes de la isla aseguran que, al amanecer, se produce un impresionante espectáculo visual bañado por una “luz celestial”. Hay que vivirlo.
Cómo llegar
La Cala de San Esteban se encuentra en el municipio de Es Castell, a seis kilómetros de la ciudad de Mahón, y forma parte del Camí de Cavalls que bordea todo el litoral de Menorca.
De no disponer de coche propio, el transporte público (autobús) llega hasta Es Castell, por lo que hay que hacer el resto del camino a pie. También es importante tener en cuenta que tanto en la cala como en los alrededores no hay ningún tipo de servicio de restauración, sólo naturaleza.