Las estrellas brillan sobre las cabezas de decenas de espectadores sentados sobre sillas de plástico, mientras se escucha de fondo los grillos que se armonizan con la banda sonora de grandes éxitos del cine. Aunque septiembre se asoma, las noches cálidas de agosto siguen siendo protagonistas, y aún quedan unos pocos días para que finalice la temporada de cine de verano, un plan que ha arrasado estos últimos meses, superando las expectativas.
Y es que, ni las incontables olas de calor que han abrasado España han podido con esta popular opción, incluso dentro de las grandes ciudades, donde sus habitantes suelen emigrar a lugares más frescos. “En Madrid, las temperaturas son insoportables, pero nosotros hemos colgado el cartel de agotado cada noche. Y eso que hemos ampliado el aforo de 75 butacas a 100”, destaca Chema González, jefe de Actividades Culturales y Audiovisuales del Museo Reina Sofía.
Más de 300 cines de verano
Desde el museo, en concreto, en el jardín del que fue el antiguo Hospital General de la capital, en el siglo XVIII, González asegura que cuentan con un microclima gracias a la plantación que lo rodea y que hace agradable la estancia al espectador. “Yo creo que es uno de los factores que ha atraído a la gente a venir y disfrutar de nuestras proyecciones. En solo 15 minutos ya se vendían todas las entradas para la noche”, resalta a Consumidor Global.
En concreto, en el país hay alrededor de 330 cines de verano (sin contar las proyecciones ambulantes o temporales), según un informe del catedrático e investigador en Historia del Arte Jesús Ángel Sánchez García. Entre esta lista también se encuentra, en la capital española, Cibeles de Madrid en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, que recibió en su última edición más de 33.000 espectadores. La actual finaliza el 8 de septiembre, pero desde la organización avisan de que ya han vendido más entradas este verano.
Los precios se mantienen
“La acogida del público ha sido muy buena y muy cariñosa sobre todo después de estar inactivos por la culpa de la pandemia”, señalan desde Cibeles de Madrid, que mantienen el precio de 6 euros desde la primera edición. La imagen es en alta definición y las películas se escuchan a través de auriculares inalámbricos, que garantizan la inmersión y la calidad de la experiencia durante la proyección.
Su director, Jesús Mateo, advierte de que no cobran de más por ningún suplemento. Asimismo, desde la organización destacan que su patio de butacas, compuesto por 700 sillas con cojines, no suele haber huecos libres ninguna noche.
Arrasan los gratuitos y los de pago
En el caso del cine de verano que organiza Mecal Air Barcelona, su entrada es gratuita para toda clase de público. Desde el pasado 10 de junio hasta el próximo 16 de septiembre, las grandes pantallas de esta instalación reproducen diferentes cortometrajes cada viernes en Jardins Elisava. “Este año hemos superado las expectativas, y hemos completado el aforo la mayoría de veces. Aún no tenemos un dato oficial pero prevemos cifras parecidas a 2019”, comentan desde la organización.
La Federación de Entidades de Empresarios de Cine de España (FECE) también confirma a Consumidor Global que este año los cines de verano han tenido muy buena acogida por parte del público, tanto los de pago como los gratuitos. Y es que, ver una película al fresco siempre es una buena opción, y más después de dos veranos atípicos que han limitado los planes al aire libre.