Desde que Ernest Hemingway visitó España por vez primera en 1923, su pasión por la tauromaquia, tanto en sanfermines como en la plaza de toros de Las Ventas, no dejó de crecer hasta el punto de inspirar varias de sus obras más célebres. Este idilio es conocido por todos los admiradores del premio Nobel de Literataura.
Lo que no muchos saben es que hay un museo de Madrid que el escritor estadounidense prefería a los toros...
El museo de Madrid favorito de Hemingway
En 1936, durante la Guerra Civil española, Hemingway coincidió como corresponsal con Henry Buckley, que trabajaba para el Daily Telegraph. De sus andanzas por la capital madrileña ha hablado en más de una ocasión el hijo de Henry, Ramón Buckley.
“Hemingway se enamoró de España sin remedio. Aquel flechazo le haría regresar en numerosas ocasiones. Pero le indignaba que dijeran que venía por los toros. Su verdadero amor español, además de la bebida, era el Museo del Prado”, apunta Buckley.
Escritos sobre el Prado
En su libro Muerte en la tarde, el premio Nobel de Literatura habla de Madrid y de sus grandes bellezas.
“Y aunque Madrid no tuviera más que su Museo del Prado, valdría la pena ir a pasar allí un mes todas las primaveras si uno tiene dinero suficiente para pasarse un mes en una capital europea. Pero cuando se puede tener al mismo tiempo el Prado y los toros (...) se experimenta realmente una pena muy grande pensando que, al margen del problema de la inmortalidad, será preciso morirse algún día y no volverlo a ver.” Así fue como las obras de Velázquez y Goya influyeron en la de Ernest Hemingway.