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Los melómanos cargan contra Ticketmaster por bloquear zonas baratas y obligar a comprar otras caras
Los asistentes a eventos denuncian que los precios varían según las colas virtuales que se crean y la demanda que hay, sobre todo en grandes conciertos como el de Rosalía o The Rolling Stones
“Nadie te pone una pistola en la cabeza para comprar una entrada". Estas palabras de 2018 de Eugeni Calsamiglia, director general por aquel entonces de Ticketmaster, todavía resuenan en la mente de muchos usuarios. Y sí, conseguir un ticket para ver a Rosalía o a The Rolling Stones es una decisión propia. Pero el coste de estos eventos es un factor básico para darle al clic final en el proceso de la compra. Sin embargo, muchos consumidores se quejan del modelo de Ticketmaster que cambia e infla los precios según la demanda y las colas virtuales. Además, varios clientes denuncian que la plataforma bloquea algunas zonas más baratas para vender antes las que tienen un precio mayor o asegurarse así llenar todas las áreas del recinto.
El modelo de las aerolíneas low cost o incluso el de los Cabify también ha llegado a las plataformas de venta de entradas. Esto dificulta el acceso a algunos eventos y los ciudadanos así lo denuncian en sus perfiles de redes sociales. Mikel H., asistente habitual de conciertos, explica a Consumidor Global lo que le ocurrió al comprar las entradas para Sum 41 y Simple Plan en Bilbao para septiembre: “Entré en la web el día que salieron para comprarlas y vi que la pista ya aparecía bloqueada, le pregunté a Ticketmaster por redes y me confirmaron que estaban agotadas y que no iban a salir más, pero me pareció muy sospechoso”.
Zonas “agotadas” que vuelven a estar disponibles
Mikel H. volvió a entrar más tarde a la plataforma y las entradas de pista sí estaban disponibles. “Juegan mucho con esas prácticas para asegurarse llenar el evento”, cuenta. Se trata de una serie de estrategias con las que la promotora bloquea y abre zonas determinadas según la oferta y la demanda del espectáculo.
Otro ejemplo son las entradas que se lanzan con un precio específico y que se “agotan” rápido. Pero, para sorpresa de muchos compradores y seguidores de los artistas, esos mismos tickets vuelven a estar visibles y disponibles más tarde en el plano de compra con un precio distinto al que figuraba al principio.
Cambios sospechosos en los precios
Por poner un ejemplo de los precios más caros en la actualidad, ver a Rosalía en Madrid puede costar hasta 413 euros: 365 euros de la entrada y 48 euros de los famosos gastos de gestión. Todo desde la plataforma oficial de Ticketmaster, nada de webs de reventa como Viagogo. Se trata de packs VIP que se venden por encima de los 200 euros y que varían su precio según la demanda.
Pero, estos cambios sospechosos en los precios no sólo se dan en las entradas premium, sino que también se ha podido observar en otro tipo de tickets, como denuncia Irene Mansilla en su cuenta de Twitter, cuando intentó comprar entradas para Rosalía en Barcelona. “Suben el precio de las entradas como les viene bien”, critica la usuaria, que también muestra a través de dos capturas cómo cambia el precio de una misma entrada en cuestión de horas. Cuando intentó conseguir las primeras a 68 euros se agotaron. Su sorpresa llegó cuando volvieron a aparecer disponibles, pero esta vez a 90,50 euros, 20 euros más caras.
El “factor emocional” con el que juega el sector
Por otro lado, Mikel H. insiste en “el factor emocional” que gira en torno a la música: “Claro que nadie nos pone una pistola para comprar una entrada, pero el sector de los conciertos tiene un factor emocional importante detrás, la gente hace cualquier cosa por ver a su artista favorito y, ante la presión de quedarse sin entradas, accede y se gasta el dinero”. Por su parte, Silvia Moreno, otra afectada, opina que este tipo de prácticas suponen “un trato hostil que es bien sabido por todos, denunciable, pero que lo consentimos”.
Al preguntar por estas quejas y denuncias a Ticketmaster, la empresa no ha respondido en el momento de publicar este reportaje a las preguntas de Consumidor Global, pero con anterioridad se ha escudado en que este tipo de estrategias se realizan para que el promotor o artista controle los precios según la demanda y no los especuladores en la reventa.
Una medida para evitar la reventa
La directora actual de Ticketmaster España, Ana Valdovinos, explicaba en la web de la Asociación de Promotores Musicales que con esta herramienta aplican el precio dinámico sobre una selección de entradas de muy buena calidad. “En este caso se ofrecen a un precio de salida y dependiendo de la demanda, se va a ajustando”, matiza.
“En muchos eventos, cuando un promotor ve que se agotan las entradas, sube el precio y, si quiere asegurarse la venta de los espacios más caros, bloquea las baratas para que se vendan antes las otras”, explica sobre este modelo de negocio, Alexander Garvin a Consumidor Global. El productor de festivales y colaborador de Live Nation en la organización de conciertos como los de Rosalía este verano en Andalucía afirma que responder sí o no a favor de esta práctica de cambiar precios y bloquear zonas resulta “peliagudo” porque entiende la desconfianza y la molestia del comprador, pero también se pone en el lugar del promotor de conciertos, “ya que en otros sectores estas prácticas están asentadas, son habituales y nadie se queja”.
“Antes se premiaba la fidelidad del fan”
“Es una jugada que veo mal porque nadie la controla y se puede engañar de forma abierta”, cuenta Garvin. Sin embargo, “lo entiendo porque esto es lo que ocurre en todos los sectores, es lo que tiene el libre mercado”.
Por su parte, Héctor Fouce, periodista y profesor del Máster de Música en Directo de Live Nation en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, cuenta que “los tiempos han cambiado mucho y éste es el nuevo modelo al que están acostumbradas las nuevas generaciones”. Sobre el caso concreto de las entradas, asegura que “antes se premiaba la fidelidad del fan, con precios más baratos si comprabas al principio la entrada, pero ahora eso es ya distinto”.
Una práctica que funciona con los artistas ‘mainstream’
Según Fouce, por un lado, está el fan que quiere ver a su ídolo por el menor precio posible y, por otro, el promotor que quiere llenar un recinto. “Una estrategia conocida es la de poner los precios baratos, pero cuando el promotor se da cuenta de que ha vendido todo rápido, se arrepiente de no haber establecido precios más caros y haber ganado más”.
No obstante, según este experto, este tipo de prácticas sólo pueden ser viables en eventos masivos y muy mainstream en los que la venta total está asegurada. “En el caso de los artistas de nicho se va a seguir la línea de mantener la fidelidad de los fans, si es muy mainstream, se sabe que llenan igual”, opina este profesor. Pero, ¿son normales estas prácticas? “Es una industria que viene de un ciclo terrorífico y hay una necesidad urgente de hacer caja, además los actores ya no son los mismos”, asegura Fouce. “Las grandes empresas musicales responden a accionistas que quieren resultados rápidos, es una nueva estructura que exige modelos de prueba y error”, concluye.
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