El Covid-19 le ha sentado bien a los juegos de mesa. Estos eternos clásicos han conseguido calar, todavía más, en la sociedad. Una de las razones de ello es que el tiempo en casa ha aumentado dada la crisis sanitaria. Así, en 2020, se publicaron en España un total de 398 nuevos juegos y el sector cerró el ejercicio con 216 millones de facturación.
Este tipo de ocio, que parecía haber desaparecido con la llegada de los videojuegos, ha sabido diferenciarse por sí mismo. Sin embargo, los juegos de mesa no han logrado conquistar las pantallas de los móviles y ordenadores, un ámbito que sigue reservado a lanzamientos mucho más conocidos y aceptados por el gran público.
Poca popularidad en el mundo online
“Hay que distinguir dos tipos de juegos de mesa: los tradicionales y los que denominamos modernos. Los primeros son aquellos, como el parchís, la oca o las cartas que, si bien se han adaptado mejor a internet gracias a su sencillez mecánica, como tirar un dado o mover una ficha, no tienen tantos jugadores en la red. Su popularidad recae en que casi todo el mundo tiene uno en casa y cualquiera puede entender sus normas”, explican a Consumidor Global desde la tienda especializada en juegos HomoLudicus en Valencia.
Sin embargo, ni los juegos de mesa modernos ni los clásicos consiguen cuajar en el terreno online, donde además compiten con videojuegos cuyos gráficos y opciones multijugador acaparan cada vez más público.
El poder del tablero
“La experiencia de juego es diferente. El juego de mesa traducido a un formato digital pierde uno de los factores más importantes: la socialización. Sin tus amigos o familiares alrededor de la mesa, no es lo mismo. Y si quieres jugar solo, pero online, los videojuegos son mucho más indicados”, señala Belén Moreno, doctora en historia de la comunicación social y cofundadora de la plataforma Un toque de juegos.
Según explica esta experta, muchas editoriales se estrenaron en el mundo online para probar diferentes productos durante el confinamiento, pero estos experimentos no siempre calaron bien entre los jugadores. “Estas versiones pueden imitar las mecánicas principales, pero es difícil sustituir el tacto de la madera o el ambiente que se crea al disfrutar con varias personas en un mismo espacio”, añade.
Los juegos más queridos por los españoles
En los últimos meses, varios juegos de mesa han conseguido brillar con luz propia. Desde la tienda especializada Zacatrus de Barcelona, su propietaria, Natalia Ojeda, insiste en que, aunque existen muchas categorías de juegos, en los últimos meses han triunfado los clásicos. “Algo similar ha ocurrido, también, con los juegos educativos y, desde luego, los que funcionan con cartas, que llevan tiempo siendo el formato con más éxito. Virus es un ejemplo de ello, lleva casi dos años siendo líder de ventas”, señala.
De hecho, Enric Aguilar, fundador de ZombiGames, lanzó hace unos años el juego de cartas La Fallera Calavera, que se ha convertido en poco tiempo en un éxito de ventas en esta industria, en 2020 se vendieron 15.000 unidades. “En tiempos de crisis, los juegos de mesa brillan con luz propia. Son baratos, reutilizables y se pueden compartir con muchas personas. Esto es algo que los videojuegos o las versiones digitales no pueden emular a la ligera”, explica este diseñador valenciano. Asimismo, el parchís, el dominó o el Cluedo “son muy difíciles de desplazar en el mercado. Su público es enorme en comparación con títulos más modernos y, además, casi todo el mundo tiene algún tablero en casa”, subraya la doctora Moreno.
La gamificación de la educación
Los juegos educativos que reúnen a niños, adultos y familias al completo son siempre una atractiva oferta, desde el clásico Trivial hasta nuevos formatos como el Dobble o el Dixit. La Asociación Ludo, que preside Inma Gallardo, asegura que esta categoría no sólo implica una forma saludable de comunicación, sino que es una puerta de entrada para los más pequeños a un tipo de ocio que se aleja de lo digital y favorece la socialización.
“La pandemia ha demostrado que los juegos de mesa son un entretenimiento que ha unido a los hogares en momentos complicados. Juegos como Hijos contra Padres o el clásico Jenga han servido para no dejar de aprender ni de jugar, reforzando las relaciones personales”, concluye Gallardo.
El juego es una cosa de contacto
“Los juegos de mesa, para bien y para mal, siempre se han limitado a jugar con gente cercana. Pero, gracias a las versiones online, y a pesar de ser bastas o no transmitir toda la esencia del juego en vivo, personas de todo el país han podido jugar sin tener que desplazarse”, recuerda Ojeda de Zacatrus.
Por ello, algunas editoriales sí prueban cosas diferentes para que estos juegos más tradicionales o clásicos se hagan un hueco en el mundo digital. “Con los juegos difíciles de jugar o que implican un gasto elevado, se está comenzando a instaurar una demo digital gratuita en la web. Así, cualquiera puede probar las mecánicas o el estilo del juego en su versión online antes de comprarlo”, matiza Ojeda.