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Nos colamos en la galería de arte más grande de Madrid: así es VETA by Fer Francés
Este singular espacio, ubicado en el barrio de Carabanchel, acoge estos días tres exposiciones, entre las que se encuentra una del reconocido artista Abraham Lacalle
Para Mark Rothko, el tamaño sí era importante. Después de lo que Annie Cohen-Solal llamó su “viaje prometeico por el mundo de las ideas”, el pintor recogió la antorcha de la gran tradición artística europea, y en 1943 envió junto a su colega Adolph Gottlieb una carta al New York Times. En ella, ambos describían los ejes centrales del expresionismo abstracto y, entre otras cosas, se declaraban a favor “de los formatos grandes, porque poseen el impacto de lo inequívoco”. No es moco de pavo. No en todos sitios cabe un rothko, obras intimidantes que pueden alcanzar los tres metros de altura. Quizás en la Galería VETA by Fer Francés, donde sí podrían colgar uno, estarían de acuerdo con la afirmación.
Podrían en términos físicos, espaciales (sería peliagudo asumir que podrían en términos económicos, esto es, literales). El caso es que esta galería de arte, ubicada en el madrileño barrio de Carabanchel, es la más grande de la capital española. Así aquí no vale lo de menos es más ni el intimismo minúsculo. Abrió sus puertas en 2021, y estos días es una de las participantes en Apertura Gallery Weekend, el evento que da comienzo al curso galerístico en la capital.
Dónde está la galería VETA
VETA impresiona. Por momentos incluso chirría. Ocupa una nave industrial de 1.200 m2 ubicada en la calle Antoñita Jiménez, una vía con edificaciones bajas copada por talleres de chapa y pintura en la que también hay algún comercio textil de toda la vida. Completan el paisaje urbano algún ultramarinos y algún descampado. En uno de ellos, una gran pintada clama “contra la especulación”.
El grafiti y la galería parecen pertenecer a mundos opuestos. El primero es apresurado, desgarbado y contestatario. La segunda es pulcra y dinámica (programan anualmente unas 16 exposiciones), fresca, adaptada a las últimas tendencias del arte. Pero el caso es que, desde que las galerías y los artistas cruzaron el Manzanares buscando espacios mayores y más económicos en Carabanchel, barrio históricamente obrero y popular, ha habido algunas críticas. Se ha hablado del aumento del valor de los inmuebles, de desconexión y de cambios en la identidad del barrio.
La visión de Fer Francés
Fer Francés no cree que su galería represente un problema en este sentido. “Fomentamos tanto el consumo como el empleo local. No estamos gentrificando la zona, sino dando una segunda vida a espacios abandonados”, dijo a Forbes en 2022. Eso sí, en XL Semanal reconoció que llevaba un tiempo siendo “el enfant terrible del arte”.
Por su parte, VETA se proclama en su web como un “refugio para el pulso del arte más fresco, que late detrás de las puertas de garajes, almacenes industriales o patios”. El programa de la galería incluye artistas en todas las etapas de sus carreras, “para que diferentes generaciones puedan dialogar entre sí”. Uno de los más reconocidos es Abraham Lacalle, del que estos días se expone El verdor terrible, un festín de color en acuarelas atrayentes que, no obstante, dan sensación de esconder algo oscuro, corrompido.
Precios y fuego
¿Y los precios? En 2022, Francés dijo a RTVE que con unos 22.000 euros “ya te puedes llevar una pieza bastante importante de Abraham”. No sabemos si la cotización será similar hoy. En cualquier caso, cuando hay que hablar de cifras gordas, Francés sabe hacerlo: en 2019 El País le dedicó un artículo en el que le llamaba "el gurú de arte de Sergio Ramos", puesto que el experto asesoraba al futbolista en esta materia.
De repente, y durante solo unos segundos, una melodía de cristales que chocan entre sí rompe la quietud blanca de la galería: una empleada transporta una enorme bolsa de basura negra que parece contener un buen número de botellas de cristal. Y es que, el jueves 12 por la noche, en VETA hubo un buen sarao, con una cena para galeristas. Eso también es Apertura.
Guardianes del fuego
También merece mucho la pena sentir el ardor en The fire Keepers, una muestra grupal de varios artistas comisariada por Eduardo Sarabia y Lorena Peña Brito. En ella, los creadores reflexionan sobre el fuego como un elemento destructivo y místico.
Posiblemente unas de las mejores obras de esta sección sean las láminas de Marcel Dzma, que muestran unas figuras alegóricas incandescentes. Una de ellas porta una antorcha y lleva un antifaz (¿un Prometeo anarquista?), así que pueden recordar a las portadas de revistas del siglo XIX y a esas siluetas exquisitas de Mucha. Los tonos rojos, amarillos y dorados y la agitación de las llamas resultan sensacionales. “El fuego se alimenta con fuego. La misma llama destruye dos tallos de trigo a la vez”, reza una de las obras. VETA, en general, parece responder aquello de "mantenlo prendido, no lo dejes apagar".
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