“Sólo en Antón Martín (Madrid) hay más bares que en toda Noruega”, canta Sabina y razón no le falta. Sin embargo, en España escasean los camareros. La hostelería va corta de personal. “Y esta temporada será todavía peor”, avanza Manuel Morillo, fundador de la consultoría ConGusto. Ante este panorama son muchos los restaurantes que han decidido tomar cartas en el asunto y buscar otro tipo de alternativas como los robots que llevan y recogen platos.
De hecho, en algunos establecimientos españoles ya se puede pedir un menú y que te lo traiga un gato robot. Jordi Rios, fundador de la empresa La Tarongeta Informática, ha instalado 20 de sus dispositivos en tan sólo dos meses. “Antes nos dedicábamos a digitalizar la hostelería, pero con la huida de personal decidimos entrar en el mundo de la robótica”, detalla.
Llegan los robos a los restaurantes españoles
Ríos lo tiene claro: “con mis robots no quiero reemplazar al camarero”. Para él, sus máquinas son más bien un ayudante de sala. “Un camarero de un local grande puede hacer desde 18 a 25 kilómetros al día y, además, carga con mucho peso”, sostiene el ingeniero. Así, con la incorporación de este tipo de bots auxiliares no se penaliza tanto al camarero con tareas físicas y son las máquinas quienes realizan este trabajo. “Es más bien como la figura del tractor para el agricultor”, ejemplifica el experto.
De hecho, tal y como incide Ríos, estas máquinas en un restaurante hacen más el papel de runner. El runner es quien sirve y recoge los platos de la mesa y los lleva a la cocina. No todos los establecimientos tienen esta figura, pero sí los locales grandes, ya sean cafeterías o restaurantes. El trabajo de runner requiere de una gran agilidad, su objetivo es que el servicio salga rápido y así el tráfico de comensales aumente. Y, según Rios,“es el trabajo más sacrificado y también peor remunerado” del sector.
La visión a de los camareros
“El empresario busca ahorrar costes para tener un mayor beneficio”, condena Carlos Manrique de Torres, socio de Manrique de Torres Abogados y portavoz del portal Infocamareros, que defiende y asesora al personal de la hostelería. A su parecer, la falta de camareros en España sólo tiene una causa. “La hostería es el sector donde menos se respetan los derechos laborales, muchos trabajan una media de 55-60 horas semanales en lugar de las 40 que marca la ley”, explica.
A juicio de Torres, el asunto de los robots camareros viene de lejos. “Si la revolución tecnológica implica un incremento de la productividad, pero no necesariamente un aumento del empleo, habrá que pensar en mecanismos en los que los dueños de los robots tengan que cotizar”, considera. Aun así, para este especialista un robot “jamás podrá sustituir la totalidad de las funciones de un camarero”.
En forma de animales
En La Tarongeta Informática disponen de dos tipos de robots: el gato Bellabot o la Kety, que es una especie de torre con una pantalla donde aparecen las imágenes que se quieran proyectar, ya sean anuncios, la carta, el menú o dibujos para distraer a los más pequeños. Los dos robots miden medio metro y ocupan 55 centímetros de ancho. Sus esquinas están preparadas para almacenar bandejas con platos y cubiertos.
El Bellabot es el androide insignia de la firma de Ríos. Tiene la cara y las orejas de gato y va vestido con una especie de esmoquin. En el restaurante La Poma en las Ramblas de Barcelona, se puede ver uno. “A los clientes les encanta, no paran de hacerles fotos e incluso nos piden que el robot les traiga la comida”, explica para a Consumidor Global Alan, el jefe de sala del restaurante. Los camareros del local están encantados con la máquina. “Nos facilita mucho la vida, ya no nos quemamos las manos con los platos”, comenta uno de ellos a este medio. Alan señala que incluso el robot es un reclamo: “agrada a todo el mundo y no hemos despedido a nadie por tenerlo”, defiende.
Por menos de 200 euros al mes
Comprar un robot camarero no está al alcance de todos los bolsillos. Por ello, desde la Tarongeta ofrecen un servicio de renting que permite disfrutar de un Bellabot por 199 euros al mes. “La mayoría de nuestros clientes utiliza este método de pago y en un plazo de cinco años o lo devuelve y lo cambia por otro modelo más nuevo, aunque también pueden adquirirlo pasado este tiempo”, comenta Ríos. Si el dueño de algún restaurante quiere pagar al contado también es posible. Cuesta 10.650 euros sin el IVA incluido.
Para Ríos, el hecho de prescindir de algunos runners puede ser beneficioso para los camareros, quienes es posible que no lo vean de ese modo. “Tendrán menos carga física y podrían subirles su salario”, sostiene. No obstante, para Torres, la realidad es otra. “Esto hará que se destruyan algunos puestos de trabajo”, concluye.