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Estos son los dos únicos bares con espectáculos de drag kings (que no queens) en España
Las performances artísticas que exageran los comportamientos del género masculino salen del armario con una buena aceptación entre el público
En este caso, la reina tiene mucho más poder que el rey. En los últimos años, los espectáculos de drag queen han ganado peso en España, y ya hay una cantidad notable de bares y locales que apuestan por estos shows, con el fin de atraer más clientes.
Sin embargo, hay una parte del colectivo menos visible: drag kings, es decir, personas que realizan una performance artística exagerando los roles del género masculino. Con poca representación y aún desconocido por la mayoría, el colectivo está escalando puestos en la sociedad y consiguiendo un hueco al lado de su inversa, con los que en algunos establecimientos comparte escenario.
Desde 2019
Pese a ello, todavía son pocos los bares que apuestan por este movimiento. De hecho, son solo dos los que invitan a participar regularmente a drag kings en sus noches. “Impulsamos la iniciativa en 2019, pero debido a la pandemia del coronavirus no hemos subido a un escenario con la caracterización, y ahora que se puede, siguen siendo muy pocos los que dejan hacer este tipo de espectáculos”, comenta Ken Pollet (o Elena Ramírez, cuando deja su personaje) a Consumidor Global.
Por el contrario, aquellas personas que recurren al vestuario y al maquillaje para crear un personaje femenino, sí que son más demandados por los locales
Son solo dos bares en toda España
Sara Rodríguez fundó hace apenas tres años el colectivo Drag King España con el objetivo de unir al mayor número de personas que estaban dentro de este mundo artístico. “Para disfrutar de un show puedes ir a Fluide Scape, en la calle Gravina (Madrid) o a Candy Darling, en la calle Gran Vía de les Corts Catalanes (Barcelona)”, indica Rodríguez. Son solo estos dos bares a los que se puede ir para disfrutar de esta clase de espectáculo de manera totalmente gratuita.
Asimismo, mientras algunos locales como el restaurante espectáculo Barbarela –un local decorado con bolas de discoteca y maniquíes que ofrece cenas con espectáculos de queens– deciden no apostar por este colectivo, otros como Elvira Café, en la Consell de Cent, en Barcelona, incorpora a sus shows un solo un king (en este caso a Aytor Menta, amigo de Ken Pollet) a sus performances centradas en drag queens.
Éxito de público
“Aquí sí que les damos espacio y se hace este tipo de performances los martes y jueves de cada semana. Al ser muy pocos los establecimientos que apostamos por el movimiento del colectivo, son muchas las personas que se concentran para ver drag kings, ya que en el caso de las drag queens hay muchos sitios a los que se puede ir en Barcelona y en el resto de España”, comenta la camarera de Candy Darling, cuyo nombre quiere mantener en el anonimato.
Un martes al mes, Ken Pollet organiza la noche drag king para disfrutar de este arte donde se da la oportunidad de conocer a los artistas. Se trata de un complemento del evento megafestivo Anti-Race, conformando dimensiones del proyecto más amplio de Ken de activar y empoderar la escena drag king, y generar una reflexión colectiva en torno al género a través de este arte. “La comunidad queer necesita de espacios no sólo puramente festivos sino también para debatir, cuestionar, reflexionar y ejercer la autocrítica, ya que nuestras prácticas artísticas son inherentemente políticas”, matiza Ken.
Visibilizar al colectivo drag king
Ken Pollet se dedica a ayudar a visibilizar el drag king y activar la escena, creando espacios de ocio, debate y talleres. El pasado viernes organizó (sin apoyo de ninguna entidad e institución), la única fiesta de este colectivo durante la semana del Orgullo, en la sala Apolo de Barcelona, con entradas a un precio entre 13 y 15 euros para ganar más visibilidad en la sociedad. Es un precio similar al de los shows de drag queens pese a que los kings están aún alzando el vuelo.
“En Apolo todo el dinero de la entrada va íntegramente destinado a cubrir los gastos y poder pagar a todo el equipo (10 personas) y los artistas (3 personas) por lo que pagar la entrada significa apoyar al colectivo de artistas LGTBIQ precarios que impulsan el show”, comenta Pollet. “Para mí es muy importante incentivar la conciencia del público acerca de su consumo y qué apoya con su dinero”. Aunque, cabe destacar que, según cuenta, se deja gratis la entrada a aquellas personas del colectivo en riesgo de exclusión laboral.
En crecimiento
"No pensaba que iba a tener el impacto que está teniendo, pero estoy muy feliz con esto. En 2019 solo había tres en activo, ahora igual hay 20 y ya hay muchísima más gente que nos conoce", comenta Sara Rodríguez sobre un colectivo cuya representación no ha dejado de crecer en los últimos años.
"Este movimiento siempre ha estado ahí. Pero no tenía el nombre de drag king. Las mujeres siempre hemos estado en un segundo plano. Como esto se relaciona directamente con mujeres lesbianas, quizás por eso ha estado más en la sombra. No es que haya nacido más tarde, sino que se le ha dado menos importancia", explica Rodríguez al ser preguntada por qué han tardado tanto en darse a conocer.
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