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Dormir en un barco-hotel: una experiencia única, cara e incómoda que pocos repiten
La mayoría de puertos españoles ofrecen embarcaciones para pasar la noche y sentirse marinero sin navegar, pero no es una opción recomendable para todos los públicos
A primera hora de la mañana todo es paz. Después de una noche movidita, varios viajes a tientas a un baño en miniatura y dos biodraminas de más, en cubierta todo se ve distinto. Mucho más amplio. Poco a poco, la oscuridad deja paso a la luz. El mar por fin está en calma y el sol sale perezoso en el horizonte pintando el cielo con tonos anaranjados. Pasar un día en un barco-hotel es eso, tiene momentos únicos, pero es de todo menos cómodo.
Al entrar en la página de alquiler turístico Airbnb y seleccionar el filtro “barco” que aparece dentro de la sección de estancias únicas aparecen más de 100 entradas con embarcaciones para todos los gustos repartidas por los puertos de España: de Vigo a Barcelona, pasando por Lanzarote, Cádiz y Benidorm, entre otros. Y es que la oferta de este tipo de alojamientos para pasar la noche sin navegar es cada vez más amplia. Sin embargo, no es una alternativa para todos los públicos, y son muy pocos los que repiten.
Las incomodidades de las casas flotantes
Exceptuando los yates de lujo, cuyos precios son prohibitivos para el común de los mortales, las críticas más generalizadas de los clientes que pasan una noche en un barco hacen referencia a la falta de espacio. “La cama es estrecha, pero el barco no da para más”, comenta un usuario en Booking, donde también hay una amplia oferta de casas flotantes.
“La ducha y el WC estaban en un edificio público a 200 metros. En la página deberían avisar de que el baño no está en el barco”, critica otro cliente. “Allí solo hay un WC portátil para emergencias en el que no se cabe”, protesta otro. Mientras algunos se quejan de lo inevitable -mosquitos-, numerosos huéspedes reprochan a los propietarios la falta de limpieza, algo que suele ser más frecuente en los barcos que ya tienen unos años.
Olvídate de cocinar
Otro detalle que es importante preguntar antes de hacer la reserva es el estado y funcionamiento de la cocina. “Si pone ‘cocina bien equipada’, lo lógico es pensar que tiene la vitro operativa, pero no, la tienen anulada por seguridad”, protesta una internauta.
“Para muchas personas los espacios son demasiado reducidos. Especialmente el baño. Si el cliente está acostumbrado a las comodidades de un apartamento, puede que no quede satisfecho”, reconoce una empresa que se dedica a alquilar barcos en el puerto de Barcelona y prefiere permanecer en el anonimato.
¿Cuánto cuesta dormir en un barco?
La oferta, tanto en Airbnb como en Booking, es amplia, por lo que los precios van desde los 60 euros por noche que cuestan los más sencillos hasta lo que uno esté dispuesto a pagar por todo tipo de extras y lujos. Un fin de semana en el Estrella del Norte, por ejemplo, que se encuentra ubicado en Villaviciosa (Asturias), cuenta con una puntuación de 9,7 en Booking y tiene capacidad para tres personas, sale a 130 euros.
En Boat Hotel Barcelona, una pequeña empresa que cuenta con cinco embarcaciones en Port Fòrum, los precios oscilan entre los 100 y los 250 euros en temporada alta. También en la Ciudad Condal se alquila el Marguerita, un señor yate con capacidad para ocho personas que se alquila, sin posibilidad de navegación, por 450 euros la noche.
Una fianza a tener en cuenta
Un precio base al que casi siempre hay que sumarle una fianza reembolsable, o no, en función del estado en el que el cliente deje la embarcación. Una fianza que en ocasiones puede ser motivo de discusiones. “El barco estaba en muy malas condiciones, había muchas cosas rotas y necesitaba una renovación, y encima te piden un fondo de 300 euros para luego quedárselo. Son unos estafadores”, se queja un usuario de Booking.
“Alquilar un barco no es como alquilar un piso. Si un cliente rompe algo, el arreglo te cuesta 500 o 600 euros. Por eso tienes que pedirle fianza a la gente, y muchos no quieren hospedarse, aunque el precio por noche sea económico”, explican desde la empresa Barco en alquiler de Málaga, que en el pasado ofrecía el servicio de barco-hotel, pero dejó de hacerlo porque era problemático para los propietarios.
Una noche y no más
Aunque muchos barcos-hotel tienen una alta ocupación, fuentes del sector aseguran que para “el 95% de los clientes es una experiencia nueva”, lo que significa que son muy pocos los que repiten. A veces, incluso dos noches se pueden hacer demasiado largas. “Reservamos para dos noches, pero nos fuimos al final de la primera”, advierte una internauta, que tuvo que lidiar con “jóvenes franceses que vinieron a beber y a divertirse y no dejaron dormir a los niños”.
Algunas empresas, como Nautic Ocean (Barcelona), se muestran ahora críticas con el alquiler de barcos para dormir. “Nosotros lo hacíamos, pero al final te da más dolores de cabeza que beneficios”, apuntan desde la empresa, quienes aseguran que es un modelo de negocio que está instaurado en muchos sitios, pero que “los puertos, por lo general, no son partidarios de estos hospedajes porque les llega un turismo que no es muy deseable y no es para nada lo que uno busca cuando acude a un club náutico”, sentencian.
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