España está llena de rincones encantadores que parecen escenarios de leyendas medievales, ya sean relatos árabes o cristianos, inspiradores, románticos o épicos. Por algo es uno de los países que aglutina un mayor número de sitios catalogados Patrimonio de la Humanidad. Uno los lugares que combina una rica historia con unas playas extraordinarias en las que disfrutar al máximo del verano es Peñíscola, un municipio de 8.000 habitantes ubicado en la Costa del Azahar de Castellón, a unos 220 kilómetros de Barcelona.
Peñíscola es un lugar mágico. Lo supo ver el productor norteamericano Samuel Bronston, que la eligió como uno de los escenarios de El Cid, la icónica película de 1961 con Sophia Loren y Charlton Heston. En ese film aparece el castillo, el monumento local más sobresaliente en el que vivieron nada más y nada menos que los templarios.
Un castillo habitado por templarios
Tal y como explican desde la oficina de turismo de la Comunidad Valenciana, su estilo es gótico y muy austero, y en el interior de su recinto amurallado, “al que puedes acceder por tres puertas distintas, la de Sant Pere, el Portal Fosc y la de Santa María, podrás descubrir dónde vivían estos monjes-guerreros que llegaron a ser verdaderos ostentadores de poder económico y político y una gran potencia militar”.
Pero si esta impresionante fortaleza con vistas al Mediterráneo tiene un sello especial es que tuvo el honor de ser residencia papal, concretamente de Benedicto XIII, que fue el nombre que tomó Pedro de Luna, que ejerció entre 1394 y 1423 (si bien solo lo reconocieron Aragón, Castilla, Navarra y Esocia), en el momento crítico del Cisma de Occidente.
Un papa hereje
“Este pontífice representaba una escisión de la iglesia católica, lo que le valió la excomunión y el destierro a su fortaleza, donde nos ha dejado muchas leyendas que disfrutar”, indican. Fue como si la Iglesia se hubiera dividido en equipos, cada uno con su propio líder.
Según National Geographic, el recuerdo del Papa Luna pervive en la expresión “seguir en sus trece”, en alusión a la negativa de Benedicto XIII a abandonar el cargo. Y es que fue una figura muy relevante de fuerte carácter, descendiente de poderosas familias aragonesas. La buena posición de sus antepasados le permitió estudiar derecho canónico en la Universidad de Montpellier, donde destacó como alumno y como profesor. Fue un hombre culto e interesado en las artes que trató con el prior que después pasaría a la posteridad con el nombre de San Vicente Ferrer.
Otros atractivos de Peñíscola
Alrededor del Castillo, el visitante puede disfrutar de los jardines de artillería, y desde allí visitar las estrechas y típicas calles de la localidad, que suelen estar llenas de vida, comercios y rincones que fotografiar.
Cuenta además con extensas playas de arena fina al norte de la ciudadela y hermosas calas flanqueadas por abruptos acantilados al sur. Por ejemplo, la playa del Pebret y la del Russo son de las pocas playas de arena que existen en el Parque Natural. Si lo que busca es un verdadero paraíso escondido, el visitante puede desplazarse hasta la Cala Petxina, una de las últimas calas vírgenes de los alrededores con orillas están repletas de conchas. Es el lugar perfecto para practicar deportes submarinos.
Qué comer en Peñíscola
Según resaltan desde la web del municipio, la gastronomía de Peñíscola ha sido pieza clave en la promoción del destino. Los productos autóctonos, frescos y de temporada han sido llevados a lo largo y ancho del territorio español para dar a conocer una pequeña parte de la cultura de Peñíscola. La fuerte tradición marinera de la ciudad está presente también en la gastronomía.
Para los incondicionales de la galera, el langostino y el arroz, el mes ideal para visitar Peñíscola es marzo, cunado se celebran unas Jornadas Gastronómicas de auténtico sabor marinero en las que estos ingredientes son los protagonistas absolutos.