Han desaparecido. Ya no decoran las mesas de bares y restaurantes. Ni siquiera con el rojo de Damm y Cruzcampo, el dorado de San Miguel o el verde de Heineken. Su superficie aterciopelada ya no abraza y recoge las gotas que emanan del vaso de cerveza fría. Unas gotas que ahora caen hasta el pantalón y empapan una zona incómoda.
¿Por qué los bares y restaurantes ya no ponen posavasos? Preguntamos a restauradores, consumidores y expertos del sector hostelero sobre esta desaparición silenciosa que impide beber cerveza con pulcritud. Elegantemente.
Adiós a los posavasos
Hasta hace poco, era habitual que los camareros colocasen el vaso de cerveza fría sobre un posavasos promocional del fabricante de turno. Sin embargo, este gesto tan popular unos años atrás “se ha ido perdiendo”, apunta Manel Morillo, cofundador de Con Gusto Consulting.
“Los posavasos están desapareciendo paulatinamente”, coincide Manolo Fernández, director de la Gestora Hostelera Global, quien atribuye la pérdida de este práctico accesorio a dos motivos.
Un tema económico y ecológico
¿Quizá se trate de la aplicación de recortes, en materia de merchandising, por parte de las grandes cerveceras? De un tema de reducción de residuos, ¿tal vez? “La desaparición de los posavasos se debe a un tema ecológico y económico, por supuesto”, señala Fernández. Y añade: “Por eso las cerveceras ya no los regalan y apenas los fabrican, porque ya no hay tanta demanda y tienen un coste importante. Ahora los venden”. De hecho, el último posavasos que diseñó San Miguel data de 2016.
Según Victoriano Porto, inspector de la Guía Michelin durante 35 años, "es un tema de ahorro de costes y de comodidad (menos trabajo)".
“Me parece fatal”
“Ya no los encuentras. Me parece fatal porque chorrea toda el agua y tengo que avisar al camarero para que seque la mesa”, critica la consumidora Mª Jesús Cid en declaraciones a Consumidor Global. “En vez de gastar en otras cosas, podrían comprar posavasos si ya no se los regalan”, sugiere.
“La aportación de valor, de una cierta elegancia, se ha ido perdiendo y se ha producido una desaparición silenciosa”, apunta Morillo.
Una montaña de servilletas
“Acabo poniendo servilletas debajo del vaso para no mojarme, pero gasto una montaña de servilletas…”, asegura Cid.
Llegados a este punto, ambos expertos coinciden a la hora de señalar que el consumidor acaba tirando de servilletas, por lo que la causa ecológica de la desaparición de los posavasos pierde fuelle.
Los defensores del posavasos
“Cada vez encuentras menos bares y restaurantes con ese punto clásico en el que te ponen posavasos de calidad, sabiendo incluso que hay gente que hasta los colecciona", apunta Iván Morales, cofundador de Grupo Arzábal.
En sitios de mucha afluencia, "puede ser un gasto desmedido poner posavasos en cada caña, pero nosotros somos defensores del posavasos. Nos gustan mucho y a lo mejor hay que hacer una apuesta por recuperar este elemento tan identificativo de sitios de calidad”, añade Morales.
El último reducto
“Se conservan en coctelerías y cervecerías artesanas por un tema de prestigio”, recuerda Morillo. Así es, el comensal prácticamente sólo encontrará posavasos en este tipo de locales y en restaurantes con estrella Michelin o similares.
Después de varios días en busca de un triste posavasos sobre la mesa de un bar, el de la imagen superior es el único que ha encontrado este cronista. “Es una pena, porque hacían su función y aportaban un cierto caché al establecimiento”, sentencia Fernández.