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Cobrar por las duchas, una práctica “lamentable” y "vergonzosa" que se extiende por los festivales
Desde Reclamador señalan que los promotores recurren a formas “polémicas” de generar ingresos y recuerdan que el espectáculo debe desarrollarse en la forma o condiciones en las que se había anunciado
El Trasmocha Fest es un festival sobre vida rural, cultura y música riojana que se celebró el 1 de junio en la localidad de Villarta-Quintana, un municipio que no llega a 200 habitantes. Unos días antes de que tuviera lugar, los organizadores del evento sacaban pecho en redes sociales: “Tener ducha caliente en un festival es lujo que, si no has ido a muchos festivales, no valorarás igual. Estarán disponibles en los baños del frontón”.
Parece una necesidad elemental, pero por desgracia la ducha gratuita en los festivales de verano es una anomalía. Por ejemplo, los asistentes al Festival Internacional de Benicàssim (FIB) que quisieran tener acceso a este servicio básico de higiene se vieron obligados a pagar 11 euros más. El hecho de que las duchas no estén incluidas en un festival con tanto predicamento como el FIB, que se celebra en pleno julio en la costa valenciana, generó multitud de reproches en redes sociales.
“Una cosa demencial”
“Que el FIB decida cobrar por las duchas arriesgándose a que la peña muera de insolación a finales de julio en Benicàssim me parece una cosa tan demencial que ni El Mundo Today se podría haber inventado”, señaló una tuitera en X.
En Instagram también llovieron las críticas: “Cobráis por las duchas, por volver a entrar, por los vasos… dentro de nada cobráis por ir al baño”, criticó un internauta. “¿Qué sois, del grupo Ryanair ahora? Además de cobrar por todo, el cartel ha bajado de calidad una burrada. Preocupaos de traer buenos músicos y ya subiréis el precio del abono. Pero esto de las duchas y el reacceso es lamentable”, señaló otro. “¿Para cuándo el BONO OXÍGENO?”, bromeó un tercero.
El problema del agua
También hubo quienes hicieron una lectura en clave ecologista: “Por favor, esto es vergonzoso, quedaríais mejor si incluyeseis ese coste en el precio total del abono, que haya que pagar un extra por ducharse es ridículo y solo fomenta que la gente vaya a irse a las duchas de la playa, es decir jabón y agua sucia vertida directamente al mar”, razonaba una joven.
En este sentido, puede que, hasta cierto punto, cobrar por las duchas hubiera sido justificable si la empresa hubiese apelado a la sequía. “La sequía ha pasado a ser el principal problema para numerosos municipios de España. Se trata de un verano en el que hay que restringir el consumo. Y no sólo se han implementado medidas como cobrar por las duchas en festivales, también se han limitado en gimnasios, piscinas y playas, donde algunos ayuntamientos han dado el paso de dejar las duchas sin servicio o incluso se ha limitado el consumo de agua en fuentes”, explica a este medio Leticia Grande, abogada y portavoz de reclamador.es.
Generar ingresos extra
A juicio de esta experta, el hecho de que haya cada vez más festivales que cobren por este tipo de servicios se debe, simplemente, al deseo de generar ingresos extras. “Sucede lo mismo con los restaurantes que cobran por ir al baño, el mantel o servir hielo”, compara Grande.
“Los espectáculos en directo, principalmente en verano, están en aumento y detrás de ello hay una producción costosa, a la que se unen el montaje y la complejidad de las giras, lo que hace que los costes sean mayores y que los cachés de los artistas y bandas suban. Por lo tanto, se buscan otras maneras, polémicas en muchas ocasiones, de generar ingresos, como es la pulsera cashless, que previamente hay que adquirir y cargar con dinero”, refiere la experta de Reclamador, mencionado un tema del que se hizo eco Alberto Rosa en este medio.
Una práctica extendida
Ya en 2021, el Viña Rock decepcionó a sus fans al anunciar que en la edición de 2022 habría un nuevo servicio extra, el “bono ducha”, por el que habría que pagar 4 euros más gastos de gestión. Antes, en 2018, sucedió lo mismo con el Bilbao BBK: “Parece mentira que un festival con tanta solera cometa errores tan graves como la coordinación de autobuses lanzadera (con largos tramos a pie) o indecencias como cobrar 4 € por una ducha caliente, y 13 € por cargar el móvil”, protestó entonces un internauta.
En Reclamador creen que los derechos de los consumidores en los festivales tienden a no respetarse, y que cada vez son más los que expresan su malestar en redes sociales, pero no van más allá en la protección de sus derechos. “El camino necesario para lograr que nuestros derechos como consumidores se cumplan y se respeten es ejecutar las reclamaciones y llegar hasta el final de la mano de profesionales”, añade Grande.
Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas
En cualquier caso, si el festival ha dejado claro de antemano que un servicio no será gratis, hay poco que hacer. Así, desde Reclamador mencionan la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, que establece para los usuarios el derecho a que el espectáculo se desarrolle entero, en su total integridad y en la forma o condiciones en las que se había anunciado por sus promotores.
De no ser así, los asistentes tendrán derecho a realizar una reclamación por escrito y a recibir el dinero de su entrada, recuerdan. Además, podrán reclamar también otros gastos derivados de la cancelación del evento, como transportes, noches de hotel y comidas.
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