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Los pocos cines con películas 4DX (efectos sensoriales) sobreviven con salas llenas a 17€ la entrada

Esta tecnología que todavía usan pocas salas en España consigue una experiencia inmersiva y novedosa que permite al espectador no sólo ver una película, sino sentirse dentro de ella y vivir los mismos efectos que los personajes

Ana Carrasco González

Sala de cine con formato 4DX / Kinépolis

“Me gustó mucho la experiencia. Los sentidos estuvieron muy compenetrados con la película. Cuando había disparos notabas cañones de aire en la espalda mientras olías la pólvora. Cuando había fuego notabas el calor en la cara. Una experiencia  muy guay”, recuerda con entusiasmo Sergi Antolín sobre el día que fue al cine a ver la última de Fast & Furious en formato 4DX, una tecnología que consigue una experiencia inmersiva y novedosa que permite al espectador no sólo ver una película, sino sentirse dentro de ella y vivir los mismos efectos que los personajes.

Las salas en España que apuestan por esta tecnología todavía son pocas, pero llenan la mayoría de butacas y eso que cada entrada ronda los 17 euros. Tienen hasta veinte efectos diferentes que meten de lleno al público en la escena: lluvia, viento, niebla, olores… “Sin embargo, creo que hay muy pocas películas que le saquen provecho, ya que sólo se usa para las  de acción”, comenta Antolín. 

Pocos cines 4DX en España, pero con las salas casi llenas

Aún no hay muchas salas 4DX en España, pero algunas ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia ya tienen sus cines con “experiencia sensorial”. Las primeras salas en este formato llegaron en  2017 con la apertura de una en Kinépolis Ciudad de la Imagen, en Madrid. Hoy en día, la empresa cuenta con tres salas 4DX en el país –Kinépolis Diversia, Kinépolis Madrid Ciudad de la Imagen y Kinépolis Valencia Heron City– . Asimismo, hay otro cine de este tipo con olores y efecto en directo, el tipo en el Cine Filmax Gran Vía de L’Hospitalet, en Barcelona.

Butacas de una sala de cine con formato 4DX / Kinépolis

No obstante, pese a ser pocas por el momento, el éxito de esta forma diferente de ver películas se comprueba a la hora comprar una entrada, cuyo precio oscila entre los 15 y 17 euros, ya que en la mayoría de salas se puede ver el cartel rojo de “agotadas” que colorea a la gran mayoría de butacas. “Nos quedan sólo 20 asientos libres de los 150 que hay para el pase de las 18.30 horas para ver Jurassic World: Dominion”, confirman a Consumidor Global desde el Kinépolis Ciudad de la Imagen. En esa misma línea, Filmax, así como los otros dos cines que las ofrecen, llenan también sus salas casi al completo.

Sin ofertas especiales ni tan siquiera El día del espectador 

“La experiencia en cine 4DX fue diferente, nunca había estado. Es divertido, pero un poco caro. A los 15 euros de la entrada hay que sumar, después, el precio de las palomitas y las bebidas. Pero vale muchísimo la pena”, reconoce Unai Larrea. Además, el joven de 23 años especifica que también merece la experiencia por el tipo de película que fue a ver. Se decantó por Bad Boys for Life y matiza que “por otro tipo de pelis no pagaría”.

Las películas que están en la cartelera para formato 4DX a mediados de junio de 2022 son Top Gun: Maverick y Jurassic World: Dominion. Su precio en el cine Kinépolis de Madrid alcanza los 16,90 euros. Sin embargo, el formato habitual rebaja el coste hasta los 8,90 euros. Asimismo, los miércoles, el día del espectador, mientras las entradas valen 6 euros, si quieres ver la película con efectos sensoriales su precio se mantiene en los 17 euros.

Los intentos ya fallidos de incorporar olores en el cine

La idea de estos cines con olores no es en realidad nueva, aunque ahora funcione mejor. Allá por el o 1900 ya se produjeron varios intentos para introducir los olores en cines con el fin de ofrecer una experiencia diferente. En 1916 se probó en un cine de Pensilvania con un algodón empapado en aceite de rosas frente a un ventilador. Esta primera ocurrencia desembocaría en experimentos posteriores, como uno en 1929 con  un sistema que liberaba perfumes desde el techo. Pero todos fueron un fracaso.

Smell-O-Vision hace su debut en el Cinestage de Chicago el 6 de enero de 1960 / Art Shay

Los mecanismos, no muy refinados aún, presentaban problemas lógicos como olores que se perdían o mezclaban con otros de la sala, pero sirvieron como semilla para que en 1939 Hans Laube presentase en la Feria Internacional de Nueva York el Scentovision, un conjunto de tubos que liberaba olores. Veintiún años después, Mike Todd Jr., hijo del productor Mike Todd, rescató el artefacto de Laube para la única vez que esta técnica se utilizaría al completo, bajo el nombre de Smell-O-Vision (olorvisión). Pero tampoco llegó a calar en el público.

Una técnica mejorada que sí atrae a los españoles

La tecnología sería recuperada a lo largo de los años hasta sus versiones más actuales. Así, en 2006,  NTT Communications, una empresa japonesa, perfeccionó el método para incorporar olores en el cine y en 2013 el ingeniero español Raúl Porcar diseñó un software que graba y emite el perfume seleccionado de manera sincronizada con el metraje. Este sistema fue bautizado como Olorama. 

Los olores no se mezclan entre ellos, pero no con otros como el característico  de las palomitas”, afirma Larrea a Consumidor Global. “Es una parte esencial para introducirte de lleno en las escenas de la película”, concluye.