Ir al cine empieza a ser una actividad prohibitiva.
En Cinesa, por ejemplo, la principal cadena de salas de exhibición a nivel nacional, ver una película el fin de semana te puede salir por 12,90 euros, 9,90 para los menores de 13 años. Vamos, que a una pareja con dos hijos pequeños la broma le cuesta algo más de 45 euros.
Si a eso le añadimos unas simples palomitas y una Coca-Cola, la factura familiar supera fácilmente los 80 euros, y si eliges algún menú especial, prepara la cartera porque de los 100 euros no baja.
Se trata de precios que muchas familias no pueden permitirse. Es que por esa cantidad te puedes pagar una suscripción básica a Netflix para un año y medio, por ejemplo.
A pesar de que en los últimos años la asistencia a las salas ha registrado un cierto repunte, o las cadenas de cines bajan los precios, o nunca recuperaremos las cifras previas a la pandemia. Y no valdrá llorar ni echar la culpa a la gente.